Raúl García nivela a Roger con un polémico penalti

Díaz de Mera vio una patada de Vukcevic a Berenguer aunque parece que no llegó a darle. Antes, el 'Pistolero' también había marcado desde los 11 metros.

Julián Burgos
As
Empate a todo en el Ciutat. De nuevo el duelo acabó en 1-1, igual que en la Copa. Un penalti para cada equipo y todo en el aire de cara a la semifinal del próximo jueves. No habrá factor motivacional por un triunfo seis días antes del día D. Eso sí, los goleadores no fallaron. Roger adelantó al Levante tras un claro penalti de Núñez a De Frutos. Y Raúl García transformó otro de Vukcevic a Berenguer que tiene toda la pinta de que no fue.

El Athletic, que salió casi con todo lo que tenía, se enchufó muy pronto. A los 6’, a Raúl García y Muniain les faltó un número de bota para acertar a embocar un centro cruzado desde la derecha de Berenguer. La inercia estaba a favor del Athletic. Muniain se estrelló con el palo y Raúl García con Aitor aunque en ambas, el linier levantó la bandera una vez solucionada la jugada. No habrían valido.

El Levante estaba agazapado, esperando un error, como el día del Atlético, para castigar. Y llegó. Vencedor falló un pase fácil que cortó De Frutos y se plantó en cuatro zancadas en el área. Núñez se pasó de frenada y le arrolló. Penalti claro. Y gol de Roger. Otra vez funcionaba el plan de Paco. El Athletic no acusó el golpe y Williams, tras un gran control, probó a Aitor, pero este defendió bien su palo.

Nada más salir, tras el descanso, llegó la jugada polémica. Coke se durmió, Berenguer le quitó el balón y cuando vio llegar la pierna de Vukcevic se lanzó al suelo. Lo normal era que esa pierna impactará violentamente contra la tibia de Berenguer. Pero el montenegrino recogió la pierna en el último instante y parece que no llegó a darle. Díaz de Mera lo pitó y el VAR no le corrigió, después de estar cuatro minutos revisando. Empató Raúl que celebraba así su renovación.

Unai Núñez tuvo el segundo pero no acertó y De Frutos y Roger también lo intentaron. A partir de ahí, se firmó una especie armisticio. Ahora sí, los técnicos empezaron a dar descanso a sus mejores futbolistas y Villalibre fue el único que intentó alterar la paz.

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