OnlyFans, “dinero fácil” con altos riesgos: historias de a quiénes les cambió la vida subir contenido erótico y el índice de desigualdad de la plataforma
Los testimonios de “éxito” de jóvenes y trabajadores sexuales reabren el debate de la conveniencia en hacer más libre y accesible la pornografía en internet
Durante el 2020 y a causa de la pandemia OnlyFans no solo entró a la conversación regular de las redes sociales, sino que logró un crecimiento sin precedentes en un tiempo récord. Mientras que a finales de 2019 la plataforma cerró con 120 mil creadores de contenido, para finales del año pasado, este número se había multiplicada hasta pasar el millón de personas.
Se estima que cada 24 horas se unen entre 6 mil y 7 mil nuevos creadores y 200 mil nuevos usuarios y que en los últimos cuatro años sus transacciones han alcanzado por lo menos unos 1.000 millones de dólares.
Pero ¿cuál es el atractivo de OnlyFans? Una respuesta rápida podría ser “por el dinero fácil”, sin embargo, hay mucho más de esto que la simple idea de que abriendo una cuenta para subir tus fotos o videos desnudo/a vas a hacer el suficiente dinero como para renunciar a tu trabajo y darte una gran vida.
Como la cantidad de ganancias que ingresa un creador es directamente proporcional a los seguidores que tenga, y al contenido pago extra que estos estén dispuestos a consumir, mantener una cuenta rentable requiere de un esfuerzo considerable, tanto o más que un trabajo de tiempo completo, si lo que se pretende es vivir de ella.
“No es cosa de medio tiempo, no harías suficiente dinero”, dice al respecto Monica Huldt, una de las creadoras que más gana en la plataforma a nivel mundial.
Sin embargo, muchas personas se siguen volcando a OnlyFans para ganar dinero, hayan o no estado antes de la pandemia vinculados a alguna forma de trabajo sexual. ¿Por qué?
Solución a tiempos desesperados
Brayden Bauer soñaba con ser cantante y se mudó a Nashville (Estados Unidos) para perseguir ese sueño, pero terminó trabajando de barback (asistente de barman) por más de tres años hasta que la situación se volvió intolerable y de plano insostenible cuando llegó la pandemia y cerraron los bares.
Pasaron los meses y el lugar volvió a abrir pero Brayden se sentía inseguro de volver a trabajar y decidió buscar opciones. Probó con Twich, la plataforma de transmisión en vivo que es muy popular entre los jugadores y ahí empezó a vender mercancías como sudaderas y gorras que tenían chistes sobre marihuana o memes de internet.
Comenzó a hacer algo de dinero, alrededor de 2 mil dólares al mes, y con eso podía pagar alquiler y comida, pero era un trabajo muy demandante en tiempo y no le quedaba nada para dedicarse a la música.
Esa experiencia lo llevó a probar con otras plataformas hasta que llegó a OnlyFans. Sin ningún tipo de experiencia previa en nada que se pareciera al trabajo sexual, Brayden comenzó a subir fotos y videos de desnudos suyos en solitario, a menudo en la ducha y empezó a hacerse un séquito de unos 100 suscriptores entre hombres y mujeres.
“Me di cuenta de que era mi única opción”, dice, pues la desesperación por no encontrar un trabajo bien remunerado y el miedo al COVID-19 lo terminó llevando a la plataforma.
Brayden tiene cabello castaño rizado, ojos marrones, complexión delgada, una voz cálida para cantar y 26 tatuajes. A menudo usa esmalte de uñas. Su ‘éxito’ empezó por Twitter, donde tiene unos 43 mil seguidores y en noviembre, cuando creo su cuenta en OnlyFans, logró aprovechar la ola inicial de curiosidad para ganar en su primer mes unos 20 mil dólares, cifra hasta entonces impensada para el joven aspirante a músico.
Desde ese momento ha logrado mantener un promedio de ganancias mensuales alrededor de los 3.500 dólares, muy por encima del rango salarial al que podía aspirar en los trabajos a los que accedía antes de la pandemia.
Brayden es parte de una tendencia entre extrabajadores de bajos salarios que están recurriendo a OnlyFans, encontrando en la plataforma un lugar para ganar dinero, no solo para subsistir, sino para aumentar su nivel de ingresos.
Él es una de las historias que presenta un reciente artículo de la revista GQ de la periodista Jena Sauers en el que cuentan historias de personas que cambiaron su vida usando la plataforma.
Cómo funciona el negocio y por qué no es tan fácil
Aella es una mujer de 28 años que está entre los creadores más exitosos de OnlyFans. Es una extrabajadora de tecnología inteligente y basada en datos que ha aumentado sus ingresos en la plataforma hasta las seis cifras en un mes, un éxito al que no le fue nada fácil llegar.
Nacida en una familia de cristianos evangélicos, a los 17 años decidió inscribirse en la universidad y separarse definitivamente de sus padres. Para pagar sus estudios terminó trabajando en una fábrica al noreste de Washington ensamblando componentes eléctricos por 10 dólares la hora y viviendo con cinco compañeras de habitación. No era un trabajo fácil y no siempre tenía dinero para la renta o la comida.
Después llegó a las cámaras web, un negocio en el que incursionó por desesperación en busca de subsistencia. Con su trabajo pudo mejorar sus condiciones, promediando en su mejor momento ganancias de 200 dólares la hora y logrando en su mejor mes ingresar unos 50 mil dólares. El sitio donde solía trabajar, MyFreeCams, cobraba caro por su uso, llevándose el 50% de sus ganancias.
En marzo pasado Aella empezó en OnlyFans y ahora gana mucho más que nunca, alrededor de 60 mil dólares al mes. Entre las cosas que destaca de la plataforma es la comisión que cobra (20% de los ingresos del creador) es significativamente más baja que la de ningún otro sitio de contenido para adulos -Porn Hub por ejemplo se lleva el 35%- y que su modelo de suscripciones permite dividir los ingresos entre un número potencialmente infinito de fans rompiendo la dependencia tóxica de una sola persona o grupo reducido de personas que se propicia en otras plataformas de webcam, donde muchas veces los ingresos de las modelos terminan dependiendo en gran medida de los gustos y fetiches de pocos suscriptores.
Esta “democratización de la pornografía” ciertamente está siendo provechosa para muchas trabajadoras sexuales que ahora no solo son dueñas de su contenido y de los ingresos directos que genera, sino que son libres de escoger la mejor manera de mercadearlo, un punto muy importante en esta ecuación que a veces se pasa por alto.
En esto se destaca Aella, quien por sus conocimientos en data ha adelantado estudios de mercado sobre OnlyFans en los cuales muestra que no todos logran acceder a un nivel de ingresos significativos en la plataforma. Ella entrevistó a 400 creadoras de contenido y sus resultados podrían sugerir que la mitad de los más de 1 millón de creadores de OnlyFans no ganan más de 100 dólares al mes. Ganar 750 dólares mensuales ya te colocaría en el 10% de ingresos superiores.
Datos que parecen estar de acuerdo con los cálculos de un bloguero que en abril pasado sacó el coeficiente Gini de Onlyfans, un índice internacional para mostrar la desigualdad de ingresos donde 0 es inglualitarismo perfecto y 1 es la distribución más desigual posible. OnlyFans obtuvo un 0,83.
Por eso, claves como mostrar el rostro en el contenido, publicar con más frecuencia y cobrar precios de suscripción más altos se correlacionan con ingresos más altos, dicen los resultados de la investigación de Aella.
¿Libertad o explotación sexual?
Si bien la plataforma está creada para que adultos compartan y consuman de manera libre y consensuada contenido de todo tipo, no solo sexual, lo cierto es que OnlyFans y otras plataformas afines levantan el eterno debate de los riesgos de la pornografía en internet.
Riesgos a los que gigantes de la industria como PornHub no han sido para nada agenos, pues les ha significado constantes demandas y cuestionamientos por permitir que en su sitio web se suban videos de violaciones, explotación sexual y pornografía infantil.
Algo similar aunque en mucha menor escala estaría sucediendo con OnlyFans, en donde los controles a la edad de los creadores parecen no ser lo suficientemente estrictos como para prevenir que menores se suscriban a la plataforma o sean instrumentalizados por adultos en clave de esclavitud sexual para lucrarse de la explotación de sus cuerpos.
Es necesario hacer más investigaciones sobre este punto para llegar a un veredicto al que tal vez nunca se llegue, pero ya existen indicios de que en el mar de oportunidades que brinda la plataforma a sus creadores de contenido, también hay aguas turbias y profundas donde nadan los cibercriminales sexuales.
Uno de ellos es el documental ‘Nudes4Sale’ de la cadéna británica BBC en el que se usó un software de reconocimiento de edad para analizar en un día 7,728 perfiles que promocionaban el hashtag #Nudes4Sale o similares y descubrieron que por lo menos un tercio de ellos pertenecían a menores.
Eso quiere decir 2.545 cuentas donde la foto de perfil parecía pertenecer a un menor de 18 años. 37 de esas imágenes estimaban que pertenecían a menores de 13 años.
Se entiende que esto es parte de una perversión de una plataforma que en su política oficial promueve una tolerancia 0 a la pornografía infantil y al contenido sexual no consensuado pero es un motivo de alarma importante pues en el mundo no existe una legislación clara que regule sobre este tipo de casos o este tipo de plataformas en internet.
Mientras el debate sigue abierto, OnlyFans continúa creciendo y tomando cada vez más un lugar en la conversación de los internautas de todo el mundo, ofreciendo un espacio aparentemente democrático para los creadores y consumidores de contenido sexual y una alternativa laboral para quienes se han visto afectados por la pandemia.
Pero eso sí, el estigma a la pornografía y el trabajo sexual sigue ahí. También los riesgos. La decisión es de los individuos.