Mensaje de Koeman al equipo: "Ahora todos estamos jodidos, pero nos levantaremos"

Barcelona, AS 
Ya avisó Ronald Koeman, antes del partido ante el PSG, que el estado de ánimo en un equipo es muy voluble y que lo marca el último resultado. La inercia del equipo en este 2021 era más que positiva, pese a los borrones de la final de la Supercopa ante el Athletic (3-2) y la semifinal de Copa en Sevilla (2-0), sobre todo en una Liga donde había sido capaz de encarrilar siete triunfos consecutivos. De ahí que más de uno en el vestuario se agarrara a la Champions como una opción real para seguir creciendo como equipo.

Sin embargo, el regreso a Europa ha sido mucho más que un jarro de agua fría, más bien un contundente puñetazo en plena mandíbula. La humillante derrota ante un PSG, que además venía sin su máxima estrella, Neymar, dejó al equipo en estado de shock. Ni el más pesimista pensaba en un resultado tan abultado (1-4) y mucho menos que el PSG sería tan superior en todos los aspectos del juego.

Koeman se encontró al final del partido un vestuario totalmente hundido donde la resignación y la impotencia reinaban a sus anchas. Los rostros desencajados de los jugadores confirmaban el reconocimiento que a día de hoy al equipo no le alcanza para las grandes exigencias del año. El propio técnico asumió durante la rueda de prensa posterior a la derrota que eran "un equipo en crecimiento" al que le "faltan muchas cosas" y que debe "reforzarse en algunas posiciones", concluyendo que había que ser "realistas" y no plantearse falsas esperanzas.

Koeman, consciente que el equipo necesita un cambio de chip, decidió dar dos días de descanso a sus hombres. Citó a la plantilla para el próximo viernes a una reunión terapéutica antes de empezar la sesión. El objetivo de estos dos días de fiesta es que se refugien con sus familias, desconecten la televisión y las redes sociales, e intenten alejarse todo lo posible del mundanal ruido.

"Ahora todos estamos jodidos, pero nos levantaremos", fue el escueto mensaje que quiso transmitir a los jugadores antes de abandonar el vestuario para encerrarse en su despacho junto a sus ayudantes. Y es que Koeman sabe que no puede pedirle más a un equipo en construcción, que además ha visto como se le cerraba las puertas a sus peticiones de refuerzos (Memphis Depay en verano y Eric García en invierno) y con la necesidad de rejuvenecer la plantilla y dar oportunidades a los más jóvenes.

Si a todo esto, sumamos el infortunio con las lesiones, con jugadores clave como Ronald Araújo, Ansu Fati o Sergi Roberto en la enfermería, y la falta de experiencia y contundencia física en la plantilla, nos encontramos ante la tormenta perfecta, que se desencadenó finalmente contra el PSG.

Pero Koeman no está dispuesto que este mazazo en la Champions frene la carrera ascendente del equipo. Consciente que hablar de títulos es una entelequia a día de hoy, aún se agarra como un clavo ardiendo a la posibilidad de competir en la Copa y seguir alimentando esperanzas en LaLiga. Por eso necesita al equipo enchufado y que vuelva a creer en sí mismo. No va a pedir a sus jugadores ni títulos ni victorias sino que sigan creyendo, creciendo y sintiéndose parte del colectivo. Esa es su única prioridad y principal objetivo para volver a levantar el vuelo. El domingo ya espera el Cádiz en el Camp Nou.

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