Las memorias de Pepe Macia, el socio de Pelé en el Santos: por qué era difícil jugar con O Rei y el día que Guardiola le anticipó el reinado de Messi
Fue escudero de O Rei durante 12 años y vivió historias increíbles a su lado. Sus viajes a la Argentina, el día que Pelé hizo ocho conquistas en un mismo partido y opacó su gol olímpico y por qué cree que el astro brasileño fue superior a Maradona, Messi, Cristiano Ronaldo y Di Stéfano
La leyenda del Santos nació cuando Pelé llegó. En esa etapa, durante 18 años (de 1956 a 1974) ganó 24 títulos. El delantero fue 11 veces goleador del torneo paulista y nueve de ellas consecutivamente. Pero no estaba solo. Junto a José Macia (Pepe), Dorval, Mengalvio y Coutinho formaron una delantera apodada “El Ballet Blanco”, un equipo que se defendía atacando y que forjó, a base de goles, los mejores años de la historia del Peixe.
Hoy, Pepe Macia es el segundo santista que más títulos tiene con 22 entre su etapa de jugador y entrenador; apenas dos menos que Pelé. Además, es el segundo goleador de la historia del club, solo por detrás de su mítico compañero. Suele decir que tras marcar 405 tantos en 750 partidos se ha ganado el derecho a considerarse el hombre que más goles convirtió porque un tal Pelé (1087 según la cuenta extraoficial, incorporando amistosos) es de otro planeta. “Era un extraterrestre. El último año que jugó hizo cosas que nunca le había visto antes. Se reinventaba y hacia jugadas diferentes, distintas para cualquier otro jugador”, destacó el ex delantero.
En un mano a mano con Infobae desde su casa en San Pablo, a sus 85 años, Pepe recuerda detalles de su carrera como si hubiesen sucedido ayer.
-¿Qué recuerdos tiene de sus partidos en la Argentina?
-Los rivales argentinos siempre fueron difíciles para el Santos. Normalmente hacíamos giras todos los años por Perú, Ecuador, Colombia y Chile, pero cuando íbamos para la Argentina y Uruguay era muy complicado para nosotros porque era un fútbol que estaba equilibrado al brasileño. No había favoritos, más allá de que nosotros estábamos considerados los mejores del mundo. En esa excursión por las Américas, disputamos 10 juegos, con ocho victorias, un empate y una derrota.
-¿La derrota fue ante River en el triangular que termina ganando?
-Sí, recuerdo que en el primer amistoso le ganamos a Racing por 8 a 3, pero tres días después perdimos con el Millonario por 2 a 1, con goles de Onega y Pando. Brito descontó en el segundo tiempo para el Santos, en un Monumental con mucha gente. River formó con Carrizo, Sainz, Ramón Delgado, Varacka, Etchegaray, Pando, Cap, Ermindo Onega, Villagarcía, Artime y Roberto. Era un muy buen equipo. 70 mil personas estuvieron presentes en el Monumental. Siempre hacíamos giras por nuestro continente en febrero-marzo. Y durante mayo-junio nos íbamos a Europa. Jugábamos más de 20 partidos en 50 días. Tengo todo anotado a mano en un cuaderno que conservo con todos los detalles de los partidos del Santos. Recuerdo que al final de la gira teníamos que enfrentarnos con River e Independiente en Argentina o con Peñarol y Nacional en Uruguay. Llegábamos con cierto cansancio que después se veía reflejado en el juego. A veces era muy doloroso para nosotros disputar esos partidos.
-¿Quedó impresionado al jugar en un Monumental repleto de hinchas, al punto que muchos de ellos se sentaron en la pista de atletismo para ver de cerca a Pelé?
-Sí, muy impresionado por la cantidad de argentinos en el estadio. Había hinchas que estaban en la pista de atletismo cerca del campo de juego dispersados por ahí. River estaba acostumbrado a jugar a cancha llena, pero nosotros no, a pesar de que teníamos a Pelé y a seis jugadores de la selección de Brasil.
-¿Qué sintió al jugar con el Santos en la Bombonera la final de la Libertadores 63?
-También nos tocó enfrentarnos con Boca y nunca había sentido tanta presión como jugar en la Bombonera. Los torcedores no eran ofensivos, sino una hinchada increíble, lo que significaba que su equipo realmente tenía que correr y ganar. Sentí que había un corazón muy grande de sus hinchas hacia el club. La Bombonera, siempre digo, es el estadio más difícil para jugar en Sudamérica. Es fantástico jugar allí. Fui un par de veces, pero en ese momento no estaba en buenas condiciones el campo de juego. No nos ayudó a nuestro juego porque el Santos tenía un buen toque de balón y una gran delantera que marcó muchos goles. Cuando íbamos a jugar a la Bombonera estábamos preocupados. En esa época no era un boom, sin embargo, sabíamos que Boca era un adversario imbatible. Siempre entre el Xeneize y el Santos se armaron juegos difíciles. El empresario que armaba los amistosos procuraba evitar organizar partidos en demasía para evitar la rivalidad que había entre los boquenses y los del Peixe. Además de la pica que existía ya conocida entre los argentinos y brasileños.
-¿Cómo fueron tratados en el barrio de La Boca, tras la final de esa copa?
-Es una zona muy tranquila. Yo estaba un poco más cansado y me quedé en el hotel. No salí con mis compañeros a festejar. Ellos se fueron de fiesta a una cantina del barrio, pero siempre dentro de los límites permitidos. Los propietarios del lugar se sacaban fotos con Pelé, más allá de que eran hinchas de Boca (risas). Cuando ganábamos, nuestro entrenador nos permitía salir un poco más y tener una noche diferente, pero siempre pensando en las próximas conquistas. Ahora, por la rivalidad entre Brasil y Argentina, ganarle a Boca, a River e Independiente era muy difícil y, cuando lo lográbamos, lo celebrábamos de verdad.
-En su época el Santos no tenía la cantidad de hinchas que tiene hoy. ¿Ese incremento se debe a lo que fue el equipo de Pelé?
-Sí, es así. Cuando empecé a jugar en el Santos estaba en el quinto o sexto lugar, no entraba ni a las clasificaciones de la Libertadores. Después, entre 1954 y 1955 ya teníamos dos títulos del torneo paulista. En el 56 llegó Pele y, un tiempo más tarde, Coutinho. Consecuentemente, se formó un gran equipo. De esta manera, durante enero-febrero hacíamos giras por Sudamérica y en mayo-junio por Europa. Fuimos bicampeones sudamericanos y mundiales. Pelé se transformó en el mejor jugador del mundo. Él jugaba siempre y lo hacía muy bien. Somos muy amigos y tenemos muy buena relación. Un jugador extraordinario. Pelé era diferente a todos. Perfecto con el cabezazo, buena pegada con ambas piernas, muy buen manejo del balón. O Rei es el único futbolista completo que yo vi jugar. Tuve la satisfacción de jugar a su lado. Con el armado de ese gran equipo, fuimos teniendo cada vez más aficionados.
-El Peixe dejó de representar hace tiempo el jogo bonito. ¿A qué se debe ese cambio?
-Fue un error de las personas que en esa época comandaron la institución. Decidieron darles más valor a realizar giras durante varios años y no se preocuparon por ser campeón del mundo otra vez. El Santos hoy podría ser el campeón sudamericano y mundial si hubieron actuado diferente.
-¿Quién lo apodó el “Cañón de Vila Belmiro”?
-El preparador físico del Santos, Julio Macei, que fue un hombre muy científico. Él consiguió de alguna manera medir la velocidad de mi disparo con una especie de máquina que había inventado a tal efecto. Marcaban 122 kilómetros por hora mis ejecuciones, una locura.
-¿Cómo fue su primer encuentro con Pelé?
-Lo recuerdo como si fuera hoy. Él llegando con traje azul marino a la barbería española donde me estaba cortando el pelo. Apareció junto a Waldemar de Brito, una estrella de los años 30 y 40, y me lo presentó. Pelé apretó mi mano con fuerza con una mirada muy convencido de lo que iba a pasar, iba a jugar en el Santos.
-¿Fue fácil jugar a su lado?
-Para nada, fue muy difícil jugar al lado de Pelé. Siempre estaba creando jugadas diferentes y debías seguirle el ritmo. Él era el 10 y yo el 11. Y le aseguro que era muy difícil saber lo que pensaba antes de cada movimiento. Creías una cosa y hacía otra. Tengo la felicidad de haber conseguido entenderlo. No jugaba cualquiera a su lado. Y lo hice durante 12 años.
-¿Cómo era la delantera fabulosa del Santos que integró?
-Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y yo. Fue la mejor delantera del Santos de todos los tiempos. Hicimos más de 100 goles por temporada con facilidad. Pelé era el principal goleador y yo el segundo. Coutinho se complementó muy bien con el rey del futbol en el campo de juego y era la base de aquel equipo que ganó todos los títulos.
-¿Sigue siendo amigo de los integrantes de aquella delantera?
-Bueno, a Pelé es muy difícil poder verlo aunque hablo seguido con él. Está a otro nivel. De todas formas, con los otros cuatro tuvimos más relación.
-A Pelé se lo comparaba en su época con Alfredo Di Stéfano. ¿Eran parecidos o diferentes?
-Eran dos estilos diferentes. Di Stéfano era el patrón del Real Madrid y, a pesar de eso, hacía muchos goles. Pelé no, era sólo el artillero.
-¿Qué es lo más lo sorprendió de Pelé?
-Le convirtió ocho goles a Botafogo en un 11 a 0, fue espectacular. Yo tuve la fortuna de hacer un gol olímpico en aquel partido, pero nadie habló de mí porque él hizo ocho tantos.
-Jugó con Pelé, enfrentó a Di Stéfano, lo vio a Maradona, observa a Messi y Ronaldo ¿Quién fue el mejor para usted?
-Todos los que me nombró son súper cracks, pero Pelé era extraordinario, un extraterrestre del fútbol. Hacía cosas diferentes, distintas. Incluso, el último año que jugó le vi hacer cosas que nunca le había visto hacer antes. Se reinventaba todo el tiempo. También, he visto lo difícil que era marcar a Maradona y ahora a Messi.
-¿Messi es el nuevo rey del fútbol?
-Como Pelé no hay. Igualmente, recuerdo que cuando estuve dirigiendo en Qatar charlé con Pep Guardiola que era uno de mis jugadores. En el 2003 fui su entrenador en el club Al-Ahli. Allí, en Doha, a través de muchas horas de conversación, nació la amistad y una admiración mutua. Y en una de esas charlas me manifestó: “Hay un futbolista argentino en Barcelona y usted va a oír hablar mucho de él”. Le pregunté: “¿Como se llama?”. Y respondió: “Lionel Messi, tome nota”. Cuando el rosarino empezó a jugar en la primera del barzaBarsa, me di cuenta de que es un futbolista extraordinario. Cuando lo vi jugar por primera vez fue tremendo, me hizo acordar a los inicios de Pelé. Nunca me olvido de que me lo dijo Guardiola. Cuando Messi empezó a marcar goles, recordé que Pep ya me lo había advertido.