Haaland salva los muebles del Dortmund antes de viajar a Nervión

Dabbur puso contra las cuerdas al Dortmund, que se adelantó con gol de Sancho. Haaland rescató un punto agónico para un equipo en crisis.

José Carlos Menzel
As
A cuatro días de viajar a Nervión para enfrentarse al Sevilla en la ida de octavos de la Champions, el Dortmund sigue siendo un mar de dudas. Un gol de Haaland en el último suspiro logró salvar un punto ante un gris Hoffenheim en el que el ex sevillista Dabbur también mojó. El BVB solo ha ganado uno de sus últimos seis partidos en Bundesliga y puede terminar la jornada fuera de los puestos que dan acceso directo a Europa. Solo intimida Haaland. Lleva 15 dianas en 15 partidos ligueros. ¿Lo demás? Asequible para los de Nervión.

La primera mitad fue un cúmulo de errores defensivos indigno de dos equipos que forman parte de la élite de Alemania. Se adelantó el BVB gracias a una gran jugada individual de Sancho, pero fue gracias a la falta de puntería de Bebou que los negriamarillos no se marcharon a vestuarios con una desventaja importante en el marcador. Dos despistes impropios de Guerreiro y Akanji dieron pie a que el germano-togolés encarara al meta Hitz en lo que fueron dos ocasiones clarísimas que no supo materializar. Dejó vivo al Borussia.

Pero a la zaga borusser, compuesta por Hummels y Akanji, se le siguieron viendo las costuras y el que lo aprovechó, precisamente, fue un jugador que había pasado (sin demasiada fortuna) por el Sánchez-Pizjuán. Dabbur definió un gran pase de Rudy y puso las tablas ante un Dortmund en el que Haaland tampoco anduvo fino. Al noruego no suele temblarle el pulso de cara al gol, pero esta vez le fallaron los nervios en un mano a mano con Baumann que, en otras ocasiones, hubiera metido con los ojos cerrados. Es humano el nene.

La zaga del BVB, inhumana. Nada más arrancar el segundo tiempo, un despiste colectivo permitió a Rudy firmar su segunda asistencia. Hitz despejó su centro, el cuero chocó en Bebou y terminó en el fondo de la red. Pero hubo tiempo para más despropósitos. Una cadena de fallos, esta vez en el área del TSG, terminó en un cómico gol de Haaland que anuló el VAR por fuera de juego. No se lo creía el noruego. Pero siguió. Y, finalmente, salvó los muebles al Borussia tras una zancada con la que se plantó delante de Baumann. Y le fusiló. Dicen que Haaland nunca se rinde.


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