Gustavo Gómez, de descarte del Milan a conquistar América

El central paraguayo, que ganó la Copa Libertadores con Palmeiras, se encuentra en el mejor momento de su carrera. Su próximo reto, el Mundial de Clubes.

Marta Marañón Alarcia
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La Copa Libertadores siempre nos deja historias de superación. Palmeiras, después de muchos años de lucha, se proclamó campeón de América por segunda vez en su historia y su capitán es uno de los grandes ejemplos de que si se pelea, los objetivos se pueden alcanzar. Gustavo Gómez levantó el trofeo en Maracanã con la satisfacción del deber cumplido y con el orgullo de haberse convertido en el mejor central del continente. Además, la CONMEBOL decidió reconocerlo como el mejor jugador de la final.

El paraguayo ha completado una Copa Libertadores impecable, como viene haciendo en cada una de sus actuaciones desde que está en Brasil. Líder dentro y fuera del terreno de juego, la zaga de Palmeiras está bajo seguro en sus manos. El Verdão es uno de los equipos menos goleados del Brasileirao (31 en 33 partidos) y eso es en su mayoría a la seguridad que aporta Gustavo Gómez atrás. Además, su poderío físico le convierte en una gran arma ofensiva del conjunto de Abel Ferreira. En las acciones a balón parado es una de las grandes bazas del equipo y su porcentaje de balones divididos ganados es altísimo. En la final contra Santos, el paraguayo ganó 9 de 13 duelos aéreos y realizó 5 despejes, todos ellos claves para frenar los ataques del Peixe. Fue una auténtica muralla en Maracanã.

El pasado mes de diciembre, Gustavo cumplió el centenar de partidos con Palmeiras desde que llegó a Brasil en 2018. 110 encuentros, 107 de ellos como titular, en los que ha demostrado la pasión por este deporte. También ha anotado 12 goles, prueba de su gran compromiso con la tarea ofensiva del club. Ha ganado tres títulos en Sao Paulo (Brasileirão 2018, Campeonato Paulista y Copa Libertadores 2020).

En estas tres temporadas ha estado siempre entre los mejores defensas de Sudamérica, pero su camino hasta aquí no ha sido todo lo fácil que le hubiera gustado. Gustavo Gómez creció en el equipo San Ignacio, en su Paraguay natal. Tras despuntar allí, fichó por Libertad. Ganó dos torneos locales y se destapó en la Copa Sudamericana 2013, en la que el 'Gumarelo' llegó a semifinales. Al año siguiente, fue traspasado a Lanús, donde consigue afianzarse como uno de los pilares de la defensa, destacándose nuevamente, y convirtiéndose en pieza clave para la obtención del título del Torneo de Primera División de 2016.

Su buen rendimiento en Argentina llamó la atención de varios clubes europeos, entre ellos el Milan, que lo fichó en 2016. Gómez se convirtió en el primer paraguayo en jugar en el conjunto rossonero. Sin embargo, en dos años, apenas sumó 1.180 minutos y pasó de ser uno de los mayores proyectos de central de América a un completo olvidado, algo que le pasó factura mentalmente. Su aventura en Europa fue un calvario y en 2018 regresó a Sudamérica para fichar por Palmeiras, donde consiguió atrás dejar los malos momentos y demostrar que tiene talento de sobra para jugar donde quiera.

Gustavo Gómez debutó con la selección paraguaya en 2013 y desde 2015 es un fijo en las convocatorias de la Albirroja. Su capacidad de liderazgo le ha llevado a ser nombrado capitán y actualmente es uno de los pilares del combinado dirigido por Berizzo, que tratará de realizar un buen papel tanto en las Eliminatorias al Mundial de Qatar 2022 y la próxima Copa América.

Ahora, tras ser campeón de América, Gustavo Gómez y Palmeiras tienen el gran reto de conquistar el mundo. El Verdão participará en el Mundial de Clubes 2021 y se medirá en semifinales al ganador del Tigres UANL - Ulsan Hyundai, esperando llegar a la final y enfrentarse al Bayern Múnich. Levantar otro título supondría un gran escaparate para el parguayo, que sueña con regresar a Europa y redimirse de sus días en Milán.

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