Ferreyra dice que hay Liga
El Celta empató el partido casi en la última jugada. El Atlético remontó el tanto inicial del conjunto vigués gracias a un doblete de Luis Suárez. La distancia rojiblanca es de ocho puntos.
El conjunto visitante realizó un primer tiempo impecable. Dominó la pelota, el juego, al rival... Se adelantó pronto en el marcador gracias a un buen gol pero siguió jugando de la misma manera que al inicio, presionando muy arriba y manejando a la perfección el partido. Se juntaron Denis, Brais, Mina, Aspas... y el Atlético no tuvo más remedio que correr detrás de la pelota y de los jugadores del Celta. Y cuando algún rojiblanco recuperó la pelota siempre tenía un par de oponentes prestos para hacer daño. Marcó el Celta y es cierto que no tuvo más opciones, pero mantuvo la pelota alejada de su área.
El Atlético tuvo así que conformarse con sacar el balón a base de lanzamientos en largo para que Saúl buscara la prolongación. Sin Lemar ni João Félix en el campo, el líder no tuvo nadie para la sorpresa, para meter un pase que rompiera líneas. Quien más lo intentó fue Correa. Marcos Llorente, de nuevo carrilero, jugó muy alejado del área rival y ahí no tiene tanto peligro. Lodi, titular por la baja de última hora de Lemar, tampoco estuvo fino por su banda. Al Celta le sobró un minuto, el último. Cuando parecía que el partido enfilaba al descanso llegó la jugada que cambió el mismo, entrada por banda de Llorente y centro raso para que Luis Suárez lo mandara a la red. Quizá fue la única llegada del Atlético, muy desorientado por una semana negra en lo referente a las bajas por coronavirus, para quien lo peor ya había pasado. Los delanteros son ajenos a todo. Viven sólo para marcar, para empujar ese balón que solamente ellos persiguen. Cuando los jugadores del Celta vieron salir la pelota de Llorente se temieron lo peor. Un delantero como el uruguayo te da puntos, te saca de apuros, de malos momentos, de situaciones angustiosas... El Atlético llegó al descanso vivo, con la esperanza intacta en la remontada.
El Cholo quitó a Felipe en el intermedio y pasó a jugar con una defensa de cuatro. Era evidente que Felipe debía abandonar el partido, fuera siempre de sitio y con tarjeta amarilla. Simeone entendió el riesgo que era tenerle en el campo y Torreira entró en su lugar, quien jugó junto a Kondogbia en el medio, con Saúl y Koke por los costados. El Atleti le dio la vuelta al encuentro al poco de comenzar el segundo tiempo. Una jugada perfecta, con apertura de Kondogbia a Lodi, quien habilitó de primeras para que Luis Suárez hiciera el tanto en el sitio en el que debe estar un 9. El Atlético había tenido dos ocasiones y marcó dos goles. El uruguayo no necesita darse muchas carreras ni sacrificarse mucho en defensa. Le vale lo que hace: estar en el sitio oportuno en el momento debido.
El partido casi lo acabó de ganar Kondogbia poco después cuando el centrocampista salvó en última instancia un remate de Aspas. El Atlético hizo lo más complicado y cerró filas cuando el Celta apretó con el balón. Entonces el líder sí se manejó bien, aunque el conjunto vigués puso en aprietos a la sobria zaga rojiblanca.
El desenlace del encuentro ya sí fue algo habitual en los partidos del Atlético cuando el equipo madrileño tiene el marcador a favor, todos juntos, sin cometer errores y a la espera de sentenciar a la contra. Kondogbia y Torreira fueron un muro en el medio y cada rojiblanco peleó cada balón como si fuera el último de LaLiga. El Atlético fue agresivo, intenso, decidido a no regalarle nada a su rival. Giménez pudo hacer el tercero, pero fue el Celta el que logró el empate casi en el instante final. Los de Coudet se llevaron un punto prácticamente en la última jugada.