El Villarreal sí cree en Europa

El Submarino empezó y acabó mejor, pero el Athletic protagonizó una avalancha tras el descanso, que no supo transformar en goles. Gerard Moreno abrió la lata y empató Berenguer.

Alfonso Herrán
As
Athletic y Villarreal repitieron la misma producción de la primera vuelta en La Cerámica. Empate a un tanto que iguala el golaveraje, alienta al Submarino en su búsqueda de Europa y frena a un Athletic incapaz de encadenar este año dos triunfos, Y eso que estamos en febrero, ya bien avanzado. Sus disparos triunfales últimamente van orientados hacia la Supercopa y la Copa, y la Liga está en un rincón, el de ‘no molestar’. Le dio por argumentar pero también por no acabar bien las jugadas. Los amarillos empezaron y acabaron mejor en San Mamés. Y en la parte central, los leones tuvieron más determinación, pero carecieron de la efectividad de otras tardes con Marcelino. Así que el empate fue justo.

Hay veces en los que gana el que juega a que el otro no exhiba sus virtudes. El Villarreal lo logró en los primeros 44 minutos. Desmontó lo que se conoce como ‘el Athletic de Marcelino’, le dejó sin las respuestas que le han llevado a ganar la Supercopa y echar la carta para una segunda final de Copa seguida. Muy bien instruidos por Emery y su emisario Imanol Idiakez, ya que el hondarribitarra estaba sancionado, los integrantes del Submarino marcaron el ritmo en la primera parte, fundieron a los leones y exiliaron al tridente mágico Muniain-Raúl-Williams. Tácticamente el equipo amarillo estuvo de diez, muy junto, bien estructurado atrás y endiabladamente veloz delante. Subordinó al enemigo a su merced. Primero, al sacar el balón ordenaba calma, con parsimonia y bien tocado, acunando el fútbol, y después ponía el despertador, se desencadenaba al acercarlo a la meteórica tripleta ofensiva; de cero a cien en 60 metros. Pedraza desató su indisimulada alma de extremo. Tuvo tres internadas veloces sobre una autopista, porque Berenguer le dejaba sin grilletes al tirarse hacia dentro para echar el aliento a Parejo. Una de esas galopadas desembocó en el 0-1, con Gerard Moreno engatillando el decimocuarto gol esta temporada en su partido 19. Dani García se apartó y Alcácer estaba en fuera de juego posicional, sin ninguna incidencia.

El Athletic no veía forma de engancharse al debate por dentro. Apenas aparecía Muniain y se puso a rastrear algo por la periferia. En una de estas, Iker hizo buenas migas con Yuri, que metió un fuerte disparo al área, en esa zona dañina que anuncia goles. La rozó Williams y la zaga visitante de tal forma que el balón salió liberado al segundo palo. Allí apareció Berenguer, que iba con todo, para firmar su sexta diana del año, el pichichi rojiblanco en Liga.

El diluvio se hizo sobre San Mamés tras el descanso. El Athletic arreció de igual manera. Salió con la determinación habitual, ajustando muy bien la presión, con el reloj en hora como en los partidos cercanos. De Marcos, que rompió al espacio varias veces, entró como un jabato en el área, pero su tiro suave cuando se le echaba encima Pau Torres se lo cogió Asenjo. Los números sonreían a los locales: 10-3 en tiros, 5-2 a puerta y 3-1 en ocasiones de gol en el minuto 50. Pero los que valen son los que figuran arriba, en el marcador, y ahí imperaba el uno a uno. Gerard Moreno, indetectable para todo radar rojiblanco, seguía deslizándose entre líneas y dando pases con la chistera. Emery mudó el sistema 4-3-3- más hacia el 4-4-2 que tanto ama Marcelino.

El Submarino ya no descansaba con el balón. Le pesaban las piernas tras el trajín europeo de Salzburgo y empezaba a estar incómodo. Trigueros y un Alcácer inofensivo dejaron su sitio a Pino y Niño. Luego Estupiñán, que se alió en su banda con un Pedraza que pasó a interior y le dejó de lateral, porque el ecuatoriano necesita espacio, pista de despegue, algo así como tres campos para desarrollar su potencia. Hacían falta muelles frescos. El Athletic dominaba pero se aturdía en los metros finales. No chutaba a puerta, y ese es primer paso si se quiere hacer gol. La tuvo Williams en el 74’, con un caramelito de centro de Berenguer, pero ya se sabe que los cabezazos no son su fuerte y una palomita de Asenjo le negó la remontada. El cuadro amarillo se vio enclaustrado en su campo, muy exigido por un rival que celebró tener al fin una semana limpia para preparar un partido. Villalibre emergió para el sorbo final para retar a Torres y Albiol, aunque esta vez no sonó la nota afinada de su trompeta. Al refrescar al equipo, el Submarino, muy ambicioso, hasta acabó haciéndose más presente en área rival que el Athletic. Pero el empate se quedó como estaba.

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