El último adiós al Morro García: en Uruguay y con hinchas de Nacional
Una multitud de fanáticos del Bolso coparon las calles de Montevideo para despedir al delantero.
García, quien militaba (sin lugar) en Godoy Cruz, fue hallado sin vida el sábado por la mañana en su residencia en Mendoza. Amado tanto por los fanáticos argentinos como por los del Nacional y el River Plate uruguayo, llevaba tiempo en disputas con el presidente de Godoy Cruz, José Mansur, quien decía que no iba a ser tenido en cuenta en 2021.
Nacional quiso hacer un funeral masivo en su estadio, el Gran Parque Central, pero las autoridades sanitarias del país no lo permitieron debido a la pandemia. Esto no impidió que el fanático le demostrara su amor, no hubo coronavirus que hiciera callar las gargantas eufóricas del pueblo tricolor que se posó en la puerta de la sede y esperó hasta que llegaran los vehículos fúnebres, para darle un último adiós.
Flores, banderas, camisetas o pancartas con leyendas adornaban las rejas que separan la sede tricolor de las veredas. Bastó que un hincha rompiera en llanto para que la algarabía se hiciera presente y los fanáticos comenzaran a alentar al fallecido jugador como si estuviera todavía allí.
"Morro, Morro, olé, olé, olé, Morro, Morro", fue el canto que reinó durante gran parte de la jornada en la que, como si fuera una escena de película, cada vez que el grito se hacía más fuerte, del cielo caían gotas de lluvia.
El Morro no fue cualquier jugador: fue un delantero que tuvo el debut soñado por cualquier fanático: con un gol en una final y tan solo 17 años. A ello se le suma su garra, su estilo de juego, y la representación simbólica del ideal de un "jugador hincha" que dejaba todo en cada balón y era capaz, incluso, de pelearse con quien fuera para defender los colores de su camiseta.
El coche
fúnebre se posó sobre la sede, los cantos se hicieron cada vez más
intensos, besos a las ventanillas, acompañar el auto sosteniéndolo e
incluso abrazar a los familiares de García que viajaban más atrás, fueron algunos de los gestos que se vieron en esta emotiva despedida.
Hasta un niño con la camiseta del Peñarol, que en sus pequeñas manos sostenía una del Nacional, no quiso perderse el último adiós y estuvo presente respetuosamente en el lugar.
Como si fuera cosa del destino o algo planeado por un guionista de una película épica, apenas partió el coche hacia el entierro, las lágrimas de sus fanáticos se reflejaron en las gotas de lluvia que cayeron por largos minutos. Aunque este martes García terminó de despedirse, el pueblo tricolor no lo olvidará y confía que, como cita su canción, desde el cielo los va a alentar.