El Barça se abona a la épica
Trincāo se convierte en el héroe inesperado de un equipo que cambió Messi con su aparición. Sexta victoria seguida de los de Koeman, que se mantienen segundos.
Koeman planteó el partido como un autónomo afronta los gastos de fin de mes: esto es lo que hay, esto es lo que tengo y esto es lo que me viene. Y ante esta tesitura optó por salir con más cambios de los que cualquiera hubiera imaginado. Una alineación de autor sin Messi, De Jong ni Pedri.
Seguramente, el técnico blaugrana planteara por un lado que había que reservar a os jugadores clave de cara a una competición como la Copa y por otro lado pensó que si las cosas se torcían, como así fue, ya habría tiempo de solventar el lance en el último tramo del partido. Acertó en la segunda opción, donde un poco de Messi es mucho.
Dejando a un lado que la puesta en escena de ambos equipos dejó claro que los dos contendientes llevaban plomo en las piernas, al Barça se le acumularon los problemas desde el inicio. Araújo, que parecía uno de los señalados para descansar, se lesionó en el minuto 8 dejando la zaga blaugrana tiritando más de lo habitual. El plan de un Barcelona en el que Riqui era incapaz de mandar, Pjanic jugaba a ritmo de veterano y en el que Braithwaite se peleaba más con el balón que con su marcador no auguraba nada bueno.
El Betis tampoco estaban para mucha fiesta, pero por lo menos detectaron que apretando un poco se podía hacer mucho daño al Barça. Lo intentaron los verdiblancos de inicio por la banda de Mingueza, pero encontraron petróleo por la de Alba cuando Emerson lideró una contra iniciada por Fekir que culminó Borja Iglesias ante la pasividad de los centrales y de un Busquets más pendiente del asistente que del delantero.
Si Koeman había previsto los descansos en previsión de ir a por el partido en el segundo acto, había llegado el momento de demostrarlo. Pedri salió por Braithwaite, más auto de choque que jugador. Messi, de momento, sólo calentaba mientras que la gran novedad del partido era que el Barça cometía, De Jong mediante, su primera falta del partido en la segunda parte, lo que da una idea de la intensidad de los barcelonistas en la primera mitad.
La partitura del partido cambió en cuanto entró Messi en el campo. Su aparición no es que cambiara el duelo, es que pareció que se empezara a jugar a otra cosa. Salió el argentino a unas revoluciones inalcanzables para el resto de los mortales. En dos minutos tocó cuatro balones y el cuarto, lo alojó en la red anotando el empate. Sembró el pánico en el Betis de una manera absolutamente intimidatoria que culminó con un pase delicioso a Alba que sirvió para que el Barça anotara el segundo tras pifia de Griezmann y Víctor Ruiz marcara en propia puerta.
El central verdiblanco tuvo la oportunidad de desquitarse seis minutos después explotando el boquete que tiene el Barça en el balón parado. Con el empate a dos tras un partido loco, sólo podía suceder lo inesperado. Y en esa, apareció Trincāo para marcar un golazo que confirma que este Barça se ha abonado a la épica incluso en sus peores días.