De brillar en la Premier League y en Italia 90 a luchar contra sus adicciones al alcohol y a las drogas, que lo llevaron a la indigencia: la historia de Paul Gascoigne

Talento irreverente, su fútbol marcó el pulso de una década, casi tanto como sus travesuras, excesos y actos de indisciplina.

Varios entrenadores y periodistas declararon en reiteradas oportunidades que Paul Gascoigne nunca llegó a desarrollar todo su potencial deportivo porque jamás pudo cuidarse como un deportista de élite, algo que él mismo reconoció, porque su historia relaciona grandes momentos de fútbol con su adicción al alcohol y las drogas, que lo llevaron bastante más lejos en su padecimientos que otros jugadores compatriotas (Tomy Adams, Paul Merson, George Best o Teddy Sheringham), hasta caer en la indigencia en 2010.

Paul John “Gazza” Gascoigne nació el 27 de mayo de 1967 en la localidad de Gateshead y es el segundo de cuatro hermanos en el contexto de una familia trabajadora de clase baja y no era de extrañar que ya desde los cuatro años estuviera jugando al fútbol en la calle, por lo que comenzó a despertar pronto el interés de los ojeadores de los clubes ingleses, como los de Ipswich Town, Middlesbough FC y Southampton, aunque terminó fichando para el Newcastle United en 1980, con tan sólo 13 años.

Su infancia está rodeada de hechos problemáticos como permanentes cambios de domicilio, o ser testigo de la muerte del hermano de su mejor amigo en un accidente de tránsito a sus doce años, o la turbulenta relación con su padre, John, a quien en 2018, cuando falleció a causa de un avanzado cáncer, llegó a trompear saltando en su cama y hasta cabeceó. “Me resarcí”, comentó, tras recordar que lo llevaba adonde jugara. “Tuve grandes momentos con él, más buenos que malos. Debo haberle comprado cerca de 80 coches, 18 barcos, y casas”, pero no le perdonaba el hecho de haberlo internado en un manicomio en 2010.

Una vez en el Newcastle United se fue adentrando en lo que debía ser la vida de un futbolista juvenil, como la costumbre de que en las categorías inferiores, se debía limpiar los botines de los cracks del equipo principal, y a él le tocó los de una de las más grandes estrellas que dio Inglaterra, Kevin Keegan, aunque una vez, camino a su casa, los perdió. Se lo dijo al crack, avergonzado, a lo que éste le respondió “tranquilo, nunca me gustó ese par”.

Para 1984/85 ya era el capitán de los juveniles del Newcastle cuando ganaron la Copa Inglesa de la categoría y él pudo marcar dos goles en la final contra el Watford y eso llamó la atención del entrenador del equipo principal, Jack Charlton, -hermano de Robert “Bobby” y campeón mundial en 1966- que entonces lo convocó para el partido ante el Sunderland. pero no ingresó.

Su debut se produjo el 13 de abril de 1985 ante el Queens Park Rangers y a los pocos días firmó su primer contrato profesional, aunque ya comenzaban a conocerse sus problemas extra deportivos y el club llegó a plantearse su expulsión, aunque su buen juego lo terminaba salvando. Siguió hasta 1988 con 25 goles en 107 partidos y en la temporada 1987/88 fue nombrado “mejor jugador juvenil” del año y empezaron a llegarle ofertas de los equipos más grandes, aunque el especial interesado era el Manchester United, pero terminó jugando para el Tottenham Hotspur, que pagó por él dos millones de libras, en lo que entonces fue el contrato más alto de la historia del fútbol inglés. Años más tarde, sir Alex Ferguson, legendario DT del United, llegó a decir que si Gazza se decantó por los Spurs fue porque le dieron un hogar para toda su familia. “No contratar a Gazza fue una de las mayores desilusiones de mi carrera”.

Foto icónica de su carrera: el llanto de Gazza luego de Inglaterra quedara eliminada ante Alemania de Italia 90 (AP Photo/Roberto Pfeil)
Foto icónica de su carrera: el llanto de Gazza luego de Inglaterra quedara eliminada ante Alemania de Italia 90 (AP Photo/Roberto Pfeil)

Con el Newcastle marcó 14 goles en 75 partidos en sus primeras dos temporadas (que incluyeron una final de FA Cup) y acabó siendo convocado para la selección inglesa en un partido ante Dinamarca en 1988, aunque le costó llegar a ser de los estables para el DT Bobby Robson. Sin embargo, consiguió estar en la lista definitiva para el Mundial de Italia 1990 en lo que para él fue “el mejor momento de mi vida”.

Inglaterra llegó a semifinales de aquel torneo, en la mejor actuación en este certamen después del título de 1966 y estuvo muy cerca de disputar la final (ante Argentina), pero cayó por penales ante Alemania en semifinales en un partido especial para Gascoigne porque recibió una segunda tarjeta amarilla por una falta a Thomas Berthold y al darse cuenta de que quedaba inmediatamente suspendido para la final, le brotaron las lágrimas en una foto que quedó para la historia como un símbolo, porque muchos británicos se identificaron con él y pasó a ser un ícono para muchos de ellos.

“Lloré porque sentí que había decepcionado a los fanáticos, a mis compañeros de equipo, al entrenador, a todos. Lloré porque pensé que era el final de mi carrera, que nunca tendría otra oportunidad de jugar en un equipo como ese, en el escenario mundial, con y contra futbolistas de talla mundial”, contó, y expresó con nostalgia “cómo extraño ese Mundial…”, en el que formó parte del Equipo Ideal.

“Cuando veo clips de Italia 90 me siento genial, luego inmediatamente triste. Fue el mejor momento de mi vida. Me encantó desde el momento en que subí a ese avión. Nada me inquietaba, quería estar en la Copa del Mundo, el sueño de todos los jugadores. Pero sentía que me iba de vacaciones, estaba jugando tenis, tenis de mesa. Me encantó cada minuto. Mi mayor recuerdo de Italia 90 es subir al avión y sentir la emoción. No se siente como hace 30 años. Cuando esos clips aparecen en la televisión, parece que fue ayer. Pero luego estoy molesto y trato de no pensar en Italia 90”, reveló para el libro “Italia 90, Revisited-The Player’s Stories” de Harry Harris.

“Me encantó (el Mundial) pero lo traté como si hubiera estado en un torneo de copa juvenil. Fue un feriado. Jugué al tenis, pasé tiempo junto a la piscina, estaba en los botes a pedal (de los lagos). El fútbol no me preocupó. No me importaba con quién estábamos jugando, lo que alguien dijera sobre la oposición. Estaba lleno de confianza, no me interesaban las tácticas, quién era su mejor jugador o quién me marcaría”, relató.

También sacó a la luz una insólita anécdota en la previa al encuentro contra Alemania: “Jugué al tenis hasta la una de la mañana antes de la semifinal. Estaba en la cancha y podía escuchar esa voz ronca que gritaba ‘Gazza, Gazza’. Pensé: ‘Estoy en problemas ahora’”, dijo en referencia al entrenador Bobby Robson.

“Le dije a Chris Waddle, mientras compartía habitación con él, que si escuchaba un golpe en la puerta seguramente sería Bobby Robson. Que le dijera que estaba dormido. Efectivamente, llamaron a la puerta. ‘Gazza, ¿dónde está él?’. Chris respondía: ‘Está durmiendo, jefe’. ‘¿Durmiendo, durmiendo? ¡Me han dicho que ha estado jugando tenis durante las últimas dos horas!’”, rememoró.

Gascoigne contó lo sucedido una vez que el torneo finalizó para los ingleses. “Cuando regresé al noreste, mi papá me organizó una fiesta en nuestro club, pero a mitad de camino le dije que tenía que salir por un tiempo. Fui al parque donde pasé prácticamente toda la noche pateando la pelota, hasta que me fui a casa exhausto y me quedé dormido. En ese parque lloré, pensando en el niño pateando la pelota que había llegado a la semifinal de la Copa del Mundo y casi llegó a la final”.

En 2019, en la previa del cruce entre Inglaterra y Montenegro, por la clasificación a la Eurocopa (Reuters/John Sibley)
En 2019, en la previa del cruce entre Inglaterra y Montenegro, por la clasificación a la Eurocopa (Reuters/John Sibley)

Para el Mundial de Italia 1990 ya era jugador del Tottenham Hotspur desde 1988, en una prolongada transferencia que costó dos millones de libras y que por momentos parecía haberse estancado definitivamente hasta que el propio Gascoigne fue invitado a participar de las negociaciones en Londres. Fue entonces que pidió a un grupo de amigos para que lo acompañaran. Los dirigentes de los Spurs decidieron entonces instalar al grupo en el exclusivo hotel Hadley Wood y aquello terminó en una locura. “Gazza” terminó alcoholizado por tres días y sus amigos se fueron, tras recibir una dura reprimenda del presidente del Tottenham, Irving Scholar, pero nunca se esperaba la frase del nuevo futbolista del club: “A los chicos y a mí nos gustaría agradecerles por los mejores tres días de nuestras vidas”. Mucho tiempo después, Scholar se preguntó “¿Cómo podría alguien enojarse después de eso?”.

En los Spurs llegó a vivirse lo que se llamó la “Gazzamanía” que lo llevó a convertirse en una estrella nacional y fue cuando llegó a colaborar con un grupo folk/pop “Lindisfarme” para la canción “Fog on the Tyne” (Niebla en el Río Tyne) que llegó al segundo puesto de simples en los charts, y con la selección inglesa en “World in Motion”, de la banda “New Order”, como tema de la selección inglesa para Italia 1990. También protagonizó dos videojuegos, “Gazza’s Superstars Soccer” y “Gazza II”.

Pero las últimas dos temporadas con el Tottenham estuvieron marcadas por sus lesiones y problemas extradeportivos. Un tiro libre suyo en semifinales de FA Cup de 1991 ante el Arsenal le valió llegar a la definición, pero se rompió el ligamento cruzado de la pierna derecha en la final cuando fue muy duro a enfrentar a un rival del Nottingham Forest, y se perdió la celebración del título por estar en el hospital.

Lo dirigía Terry Venables, quien había estado en el Barcelona, y quien lo disfrutó de jugador pero lo padeció con sus actitudes fuera de la cancha, como cuando reemplazó unas diapositivas sobre tácticas por imágenes pornográficas.

Era habitual que sacara a sus rivales de las casillas con continuas amenazas y comentarios antes y durante los partidos. Una de sus rivalidades más famosas fue con otro duro volante defensivo de la época, el irlandés del Manchester United, Roy Keane, a quien en una oportunidad le advirtió en el túnel, antes de ingresar al campo de juego que estaba “ante su peor pesadilla”. “Le decía que me acostaba con su mujer”, comentó años más tarde, y detalló que “ganamos 1-0 y después él dijo en los periódicos que ‘Gracias a Dios se acabó el encuentro. Nunca me hablaron tanto en mi vida’”.

En la temporada 1991/92 fue contratado por la Lazio en 5,5 millones de libras y aunque tuvo algunos destellos, no pudo brillar, siempre con problemas extra deportivos y lesiones que, por ejemplo, lo marginaron casi de toda la temporada 1994/95. En tres temporadas sólo totalizó 47 partidos y fue transferido al Glasgow Rangers en 4,3 millones de libras.

Jugando para Lazio tuvo que enfrentar en una oportunidad a Diego Maradona, quien vestía la camiseta del Sevilla, en un partido amistoso. “Diego, estoy borracho”, cuenta que le dijo, y recibió como respuesta, “está bien, Gazza, yo también”.

En el Rangers se convirtió rápidamente en ídolo por su conducta y hasta llegó a recibir amenazas de muerte de los ultras del Celtic tras un festejo irreverente luego de un derby del “Old Firm”. Es que en un duelo entre protestantes (Rangers) y católicos (Celtic) se le ocurrió celebrar un gol como si tocara la flauta al estilo de las polémicas marchas protestantes de la anticatólica Orden de Orange. En tres temporadas marcó 30 goles en 74 partidos y ganó dos ligas, una Copa de Escocia y una Copa de la Liga y fue premiado como el mejor jugador de la Liga en 1996.

La rivalidad con el Celtic fue tal que en los partidos de selecciones entre ingleses y escoceses, éstos le cantaban “It’s fat, it’s round, it’s always in the ground. Who is? He’s Paul Gascoigne, Paul Gascoigne, Paul Gascoigne!” (“¡Es gordo, es redondo, está siempre en el suelo. ¿Quién es? –decían, como en referencia a la pelota- ¡Es Paul Gascoigne, Paul Gascoigne, Paul Gascoigne!”).

Uno de los hechos más recordados del paso de “Gazza” por el fútbol escocés ocurrió el 30 de diciembre de 1995 en Ibrox, en un partido entre el Hibs y el Rangers, que ganaba 2-0 cuando al árbitro Dougie Smith se le cayeron las tarjetas de su bolsillo superior y Gascoigne, con picardía, se las devolvió pero antes le sacudió al juez la amarilla, algo que no gustó y por eso, Smith le devolvió la tarjeta, ante los abucheos de ambas hinchadas.

En 1996 jugó la Eurocopa con la selección inglesa, que era local, cuando se reencontró con Venables, su anterior DT en el Tottenham y pese a no haber conseguido el título, fue elegido para integrar el “Equipo Ideal” del certamen. “Está dormido o bebiendo agua la mayor parte de los partidos, pero de pronto despierta y te mete un gol de fábula o da asistencias geniales”, se pudo leer en el diario español ABC durante el torneo.

Ya con Glenn Hoddle, participó también de la clasificación al Mundial de Francia 1998 pero sus problemas extra deportivos lo fueron alejando del máximo torneo, con las fotos que aparecían en los medios británicos en las que aparecía borracho o comiendo kebabs hasta altas horas en la noche y un fotógrafo lo descubrió bebiendo con sus amigos en un pub vistiendo la camiseta oficial a poco de haber disputado un partido internacional, y así fue que el DT decidió apartarlo de la lista definitiva y cuando se lo quiso comunicar, Gascoigne intentó agredirlo. Desde ese momento no jugó nunca más en la selección inglesa y en septiembre de 1998 dio a conocer su retiro del conjunto nacional.

Una de las imágenes más impactantes, en uno de los pozos más profundos de su adicción
Una de las imágenes más impactantes, en uno de los pozos más profundos de su adicción

En 1998 fichó por el Middlesbrough en 3.4 millones de libras luego de que fuera expulsado por Rangers, cansado de su indisciplina y si bien llevó al equipo a una final de la FA Cup, otra vez sus actos de indisciplina lo apartaron muchas veces de los equipos. En esta etapa llegó a estrellar el autobús del equipo en el campo de entrenamiento y ocasionó daños valuados en diez mil libras.

En 2000 pasó al Everton que entonces era dirigido por el mismo DT que había tenido en el Rangers, Walter Smith, quien intentó pero no logró reencauzarlo. En ese tiempo, Gascoigne llevaba con preocupación su ruptura con su antiguo representante Mel Stein, a quien le reclamaba 60.000 libras que según él le debían por una autobiografía. “Gazza” se terminó retirando del proyecto.

La última aparición de Gascoigne con el Everton fue durante los cuartos de final de la FA Cup en 2002, en la que el equipo de Liverpool jugó muy mal y fue eliminado por el Middlesbrough y Smith fue relevado de su cargo. Al enterarse, “Gazza” lloró con la noticia. Para él era una figura paterna que le venía insistiendo en que fuera a una rehabilitación de 28 días en el centro de tratamiento de adicciones de Cottonwood, en Arizona. De hecho, su nuevo agente, Ian Elliot, de la empresa “First Artists”, trabajaba para llevarlo a Estados Unidos o a Dubai con ese propósito. Fue contratado por el Burnley para intentar subir a Primera, aunque sin éxito.

Mientras tanto, Gascoigne aceptó una oferta de la Independent TV inglesa (ITV) por 50 mil libras para que hiciera diez apariciones como comentarista del Mundial de Japón y Corea del Sur. Un miembro del staff del canal contó entonces que “no se llevaba bien consigo mismo y se sentía mejor cuando estaba con nosotros, era como si necesitara muletas emocionales”.

Tras el Mundial, reconoció por primera vez en púbico su adicción y aunque no se concretaba una oferta del DC United de la Major League Soccer (MLS), decidió aceptar un tratamiento en los Estados Unidos. Finalmente, fue a Washington para probar suerte en el equipo norteamericano. Se sentía cómodo porque el entrenador, Ray Hudson, había crecido en el mismo suburbio que en Dunston, Newcastle y al lado del mejor amigo de “Gazza” y siempre en su entorno, Jimmy Gardner.

“Cuando llegó parecía muy humilde, lo noté muy nervioso y ansioso, con deseos de impresionar”, recordó Hudson al diario inglés The Guardian. Era como un niño de once años golpeando la pelota, preguntándome ‘¿cuándo salimos, Ray, cuándo salimos’ y cuando lo hicimos, se movía en el entrenamiento con un aplomo, astucia y sutileza que impresionaban. Estaba desesperado por disfrutar de su fútbol. Hablamos sobre qué tipo de departamento y coche quería y me dijo “Ray, sólo quiero la pelota”.

Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban. Surgieron problemas. Primero, grupos de presión locales empezaron a escarbar en el pasado de Gascoigne, particularmente la vez que golpeó a su ex mujer Sheryl. “Hay que tener en cuenta que estábamos en Washington DC y era una época en la que todo el mundo estaba todavía muy nervioso después del atentado del 11 de septiembre y aparecía todo tipo de rumores provenientes de grupos políticos”, recordó Hudson, quien acepta que en esa semana de prácticas, “Gazza” “necesitaba ser muy parecido a Blancanieves y una vez que empezaste a ver el más mínimo indicio de que no, ya no pudimos hacer nada”. Con tristeza. Hudson terminó diciéndole que no era un jugador adecuado para el club y en su lugar contrataron al estadounidense Ernie Stewart.

Apesadumbrado, Gascoigne se tomó unas cortas vacaciones en Chipre pero estaba convencido de que todavía podía jugar en un alto nivel a sus 35 años, volvió a Inglaterra con la idea de buscar otro club. Participó de un amistoso con el modesto Berwick Rangers en un amistoso benéfico contra el Newcastle United en octubre de 2002, pero se lo vio muy mal físicamente. “Es posible que no se hubieran puesto muy bien si hubieran sabido que me había bebido seis brandies antes de entrar a la cancha”, le dijo al Sunday Mirror al día siguiente, lo que el diario describió como “una juerga de diez horas en el pub “Duke of Seaham” cerca de Sunderland”.

Poco tiempo después, en un momento de lucidez, decidió embarcarse en un programa de acondicionamiento físico con Steve Black, un preparador físico que trabajaba en el club de rugby Newcastle Falcons. Estuvo entrenándose duro por seis semanas justo antes de Navidad pero se sentía frustrado, visitó a su ex mujer Sheryl para poder ver a su hijo Regan, de siete años, pero a los cuatro días ya estaba en la Unidad de Accidentes y Emergencias del Hospital Queen Elizabeth de Gateshead y dijo sentir entumecida la zona izquierda de su rostro. La esperanza era la oferta de un club de la liga china con un pago semanal de diez mil libras y aunque no se concretó, sí terminó aceptando jugar por el Gansu Tianma, último de la segunda división por ocho mil para ser jugador y DT al mismo tiempo, lo que significaba mudarse a Lanzhou, una ciudad industrial del lado occidental del país. No pudo terminar su contrato, estuvo seis semanas practicando en el Wolverhampton y terminó su carrera en el Boston United en 2004.

Los problemas de adicción, entonces, aumentaron. Un año más tarde tuvo neumonía y fue hospitalizado y también fue detenido por agredir a un fotógrafo en Liverpool. En 2008 volvió a la comisaría, pero ya aquella vez fue retenido contra su voluntad por la Ley de salud mental del Reino Unido, y en septiembre de ese mismo año volvió a ser internado en un hospital de Faro (Portugal) por sobredosis de alcohol y drogas, aunque el mayor impacto llegó en febrero de 2010 cuando el presidente de la Asociación de Futbolistas Inglesa, Gordon Taylor, declaró que “Gazza” se encontraba en situación de pobreza. “Paul no tiene manera de mantenerse por sus propios medios y ha tenido que recurrir a nuestra ayuda para que le encontremos un lugar donde pasar la noche. De él se han aprovechado todos los que estaban a su alrededor. Ha sido el clásico ejemplo del futbolista que ha sido explotado como una vaca”, recalcó Taylor.

Lo cierto es que se empezaron a alejar de él. Tras separarse de su agente Ian Elliot lo representó el ex jugador del Newcastle David McCreery pero sólo duró dos meses y fue reemplazado por Jimmy Gardner, su amigo de la infancia. “Lo siento por Paul. La gente no lo conoce. Tiene un corazón tan grande como un león y es muy generoso. Hace que la gente venga a la casa diciendo ‘prestanos esto, danos aquello’ y lo hace. Si sólo tuviera diez libras esterlinas, te las daría”, llegó a decir Gardner, de quien algunos creen que lo llevó por mal camino. “De ninguna manera. No habría estado cerca de él casi treinta años si fuera así”, se defendió. Algunos medios lo señalan como negador de la realidad, como cuando dijo “Paul es sólo bebedor de vino” y le detallan las adicciones, y le suman su trastorno obsesivo-compulsivo por el que regresa al vestuario para constatar que las toallas tienen que estar perfectamente ordenadas o si las luces están apagadas, su depresión por no jugar o sus vómitos.

Tuvo un accidente de coche y fue a rehabilitación en Bournemouth para tratar de cambiar sus hábitos de vida pero no pudo salir exitoso y en 2013 se lo vio con signos de embriaguez en un acto benéfico. Su nuevo agente, Terry Baker, llegó a sostener que “necesita pedir ayuda con urgencia” y el golpe más duro a su imagen llegó en 2016 cuando el diario sensacionalista The Sun publicó fotos suyas en las que se lo veía muy deteriorado física y mentalmente. A pesar de eso, continuó protagonizando altercados en pubs como la pelea con Liam Gallagher, cantante de Oasis.

En 2007 tuvo que ser intervenido de urgencia por una úlcera estomacal y tuvo problemas cardíacos que amenazaron su vida, y un año más tarde intentó suicidarse en un hotel de Londres. El canal británico Channel 4 emitió entonces un documental llamado “Surviving Gazza” en el que grabó los intentos de su familia por recuperarlo de sus adicciones.

Gascoigne se casó en 1996 con Sheryl Failes, y se divorciaron dos años más tarde. Tuvieron un hijo, Regan Paul (1996) y es padrastro de dos anteriores de su ex esposa, quien se alejó por maltratos, al igual que al resto de su familia. Su sobrino, Cameron Gascoigne, fue contratado en la categoría infantil del Newcastle luego de destacarse en una liga local. Su hijastra Bianca Gascoigne se convirtió en un personaje en las redes sociales.

La relación con su ex esposa tiene vaivenes. Un ex compañero de Gascoigne dice haber recibido por error un mensaje en su teléfono en el que “Gazza” le pide a su mujer que regrese con él e incluso le cede a cambio todo lo que ella demanda económicamente ante la Justicia para la manutención de sus hijos.

Probablemente va a morir pronto. No creo que sirva de nada ayudarlo. Es una pérdida de tiempo. Si pudiera pedir un deseo, éste sería que nos dejara” -llegó a decir muy duramente su hijo Regan hace poco más de un año-. Que haya sido un jugador, no quiere decir que haya sido un buen padre”.

“Trabajaría con niños y les diría que no hicieran lo que hice yo –dijo Gascoigne en una reciente entrevista con el programa “Football Focus” de la BBC-. Les diría cómo la bebida puede afectar sus músculos y cómo no tener suficiente suministro de sangre a sus músculos puede causarles lesiones. Al menos cuatro de mis operaciones se redujeron a la bebida”.

Su ex entrenador Hudson cree que “en el fondo de su corazón siempre será un niño con una pelota. Todos los cínicos y detractores, sus críticos. Lo golpearán porque es un blanco fácil, pero creo que nunca hubo una personalidad que personifique la tragedia del fútbol inglés como él”.

Cuando lo compararon con Gascoigne, Jack Grealich, estrella del Aston Villa, dijo que eso “me deleita”. Sir Bobby Robson, su entrenador en la selección inglesa, llegó a reírse irónicamente cuando “Gazza” le comentó que en el futuro quería ser DT. “Divertite mientras puedas y seguí jugando y cuidate”, alcanzó a responderle.

Travieso siempre, durante un paseo por el centro de Londres, obligó a Gary Lineker a subir a un autobús que atravesaba Piccadilly Circus. Los pasajeros se asombraron pero el asunto no terminó allí. “Gazza” solicitó que se le permitiera a Lineker conducir un rato el tradicional colectivo de dos pisos antes de que los dejaran en el destino elegido.

En el programa “Good Morning Britain” de la TV local, fue invitado junto con el ex arquero de la selección inglesa Peter Shilton para hablar de la muerte de Diego Maradona. Después de que Shilton dijo que nunca le perdonaría al diez argentino no aceptar el gol con “La Mano de Dios”, Gascoigne lo chicaneó: “Diego es un ícono del fútbol y fue un honor compartir una cancha con él. Es cierto que todo el mundo habla y recuerda ese gol con la mano, pero ‘Shilty’, ¡sin ese gol no te conocería nadie! Eres famoso gracias a Maradona”.

Gascoigne dice que va superando poco a poco su adicción y asegura que se siente mejor lejos de la bebida. “Soy feliz cuando no bebo, aunque a veces puedo ser un borracho triste”, reconoció en el podcast “Anything Goes” de James English.

También abandonó otra de sus adicciones, la de las redes sociales como Twitter o Instagram: “Me volví adicto a ellas y ahora sólo miro. Sólo intento disfrutar de la vida tanto como sea posible y aprovechar al máximo lo que tengo”.

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