Un Dakar de clásicos
Analizamos la categoría de vehículos de los 80 y los 90 que se estrena este año y difiere en todo con las demás: recorrido, clasificación, normas...
Recorrido diferente, normas distintas, clasificaciones ordenadas de otra forma... Son tantas las variaciones respecto a lo que estamos acostumbrados, y algunas tan complicadas de explicar, que para hacerlo recurrimos a algunos de los muchos españoles que compiten en la categoría. Son doce los vehículos con la bandera española y hablamos para que nos hagan de profesores con dos ocupantes de uno de ellos, Juan Roura y su copiloto andorrano Óscar Gonçalves, y María Helena Tarruell, sobrina del mítico Rafa Tibau y también copiloto de Pere Barrios.
"Es una carrera de regularidad". Eso es lo primero que quieren dejar claro, porque aquí no gana el que va más rápido, de hecho, precisamente eso penaliza más que ir más lento... ¿Cómo puede ser? Porque hacerlo bien consiste en seguir constantemente el ritmo que marca la organización. Antes de cada etapa, todos los pilotos de H1 y H2 (esta con mecánicas más potentes) reciben unas tarjetas en las que viene la velocidad media y el tiempo ideal que hay que llevar en cada viñeta del roadbook. Es decir: en un Km X, hay que llevar una velocidad media X y hacer un tiempo X.
Cada segundo que rebajes el crono de cada punto de control, penalizas dos puntos, y cada segundo que lo superes, uno. Esa es otra diferencia, que aquí la clasificación se ordena por puntos, no por tiempos. ¿Quieren más? Las hay... La velocidad está limitada para cuidar al máximo esas joyas, no tienen un roadbook digital sino el clásico del papel, y su recorrido es paralelo al de los demás: solo entran en algunos tramos de cada especial. Unas reglas especiales para una categoría especial que, por ahora, tiene más vocación de exhibición que de competición. Pero es un gusto verles por el desierto.