Súper Ter Stegen lleva al Barça a la final

Preciosa semifinal decidida en la tanda de penaltis con el portero alemán majestuoso. De Jong adelantó al Barça y empató Oyarzabal de penalti. Messi no jugó por lesión.

Santi Giménez
As
A falta de Messi, Ter Stegen lideró al Barça para llevar al equipo blaugrana a la final de la Supercopa en la que esperará al vencedor del partido entre el Athletic Club y el Real Madrid. El portero alemán fue el ángel de la guarda de los barcelonistas en el partido y en la dramática tanda de penaltis que clasificó a un equipo al que ya le sonríe la suerte.

El partido empezó a las 12 del mediodía, cuando Moisés Llorens en la ESP anunció que Messi era duda para disputar el partido. El argentino se quedó en el hotel y no estuvo presente en el entrenamiento de activación programado por Koeman. Arrastraba molestias desde el partido de Granada y el Barça, en una situación ya precaria de entrada por las bajas de Piqué, Sergi Roberto, Coutinho y Ansu, se apuntaba a un ‘más difícil todavía’ que se completaría más tarde con la ausencia de Dest, también tocado, del equipo titular.

Ante esta precariedad, la Real Sociedad, a la que le faltaba Elustondo y David Silva, salió a la yugular del Barça desde el inicio. Mediante una presión asfixiante a la salida de balón de los blaugrana, el equipo vasco jugó un primer cuarto de hora en el que tuvo hasta cuatro ocasiones para inaugurar el marcador. La más clara de todas, una de Isak en un uno contra uno ante Ter Stegen, que el portero alemán solventó salvando al Barça.

El equipo blaugrana, huérfano del faro de Messi, encontró la ganzúa para salir del embrollo en Dembélé, que en cuanto agarraba la pelota se lanzaba contra la defensa realista, que no veía como conjurar sus aceleraciones. Una vez aparecía en la derecha, otras en la izquierda y a veces por el centro. Viviendo de Dembélé, el Barcelona fue sacando la cabeza del agua y Bratihwaite empezó a aparecer tanto para descargar balones como para avisar a Remiro, el portero txuri-urdin, de que era el Barça el rival.

Con el partido ya equilibrado y la Real domada tras su salida en tromba, el Barcelona consiguió hilar una larga posesión que empezó con una recuperación de De Jong y culminó con un remate de cabeza del propio holandés en el área pequeña llegando desde segunda línea. La perla que fichó el Barça del Ajax ha tardado en eclosionar, pero parece que con Koeman está encontrando su sitio.

Pero este Barça es un equipo de altibajos, como lo demostró el propio De Jong al inicio de la segunda parte al despejar con el codo un centro inofensivo de la Real, que se convirtió en un penalti, que a pies de Oyarzabal es sinónimo de gol. Pocos jugadores tienen la seguridad del de Eibar desde los once metros, donde es un espectáculo. A los cinco minutos de la reanudación la Real empata y decretaba un nuevo partido con la fuerza del que llega remontando.

El partido volvió a quedar en manos de la Real y el Barça volvió a aplicar la receta Dembélé, que a punto estuvo de desequilibrar el duelo con un disparo a los 60 minutos, pero el duelo se encaminaba a un duelo de fogonazos en el que ninguno de los dos equipos parecía hacerse con el control del juego. El partido pendía de un hilo y ambos entrenadores se guardaban los cambios temiendo un alargue.

El primer movimiento fue de Koeman, que dio entrada a Trincāo e Imanol respondió con Barrenetxea. Dos jóvenes de banda para cambiar un partido que iba a decidirse en la prórroga.

Riqui Puig y Pjanic fueron las apuestas de Koeman para el tiempo extra, mientras que Imanol daba entrada a William José y Zaldua. Nuevas cartas para un partido apasionante que en la segunda parte del tiempo extra tuvo momentos de infarto en ambas porterías, especialmente en un tiro de falta de Januzaj al poste tras un vuelo inverosímil de Ter Stegen, que completó el milagro en la tanda de penaltis que certificó Riqui Puig.


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