Sin Odegaard, sólo Isco
El malagueño ha participado en tres de los cuatro últimos partidos y la tendencia de su papel es creciente por la baja de Valverde y la salida del noruego.
Fue precisamente en este tramo de la pasada campaña cuando Isco comenzó a adquirir protagonismo en el equipo. Había jugado contra el PSG y el Clásico, pero la Supercopa supuso un punto inflexión cuando Zidane apostó por un nuevo dibujo con los cinco centrocampistas del equipo. Hasta el confinamiento, Isco se hizo importante en todos los partidos clave: derbi, Clásico, la ida de Champions contra el City (en la que marcó el gol madridista)...
El futuro debe ser otra motivación para Isco. En dos vertientes: optar a la convocatoria de Luis Enrique para la Eurocopa y ponerse de nuevo en el escaparate si decide poner fin a su etapa en el Real Madrid. El de Arroyo de la Miel fue un fijo en las primeras convocatorias del asturiano, pero no va con La Roja desde hace año y medio (tres listas de Robert Moreno y otras tantas de Luis Enrique). Hace cinco años se quedó fuera de disputar su primera Eurocopa absoluta (en 2013 fue campeón de la sub-21) por una temporada gris en la que era, junto a James, el objeto de las críticas.
En lo que respecta al mercado, el Sevilla que entrena Lopetegui sería un destino ideal. El de Asteasu fue un gran valedor suyo tanto en la Selección absoluta como en las categorías inferiores (en el Madrid apenas tuvieron tiempo de trabajar juntos porque en la breve etapa del técnico el jugador padeció apendicitis). Pero para recalar allí debe rebajarse un caché que, con la depreciación que ha sufrido en los últimos meses (ha perdido dos tercios de su valor de mercado en los últimos 18 meses, hasta quedar tasado en 20 millones de euros por el portal especializado Transfermarkt), le ha hecho desaparecer del radar de los grandes de Europa que, en otros momentos, permanecían muy pendientes de su intermitente situación en el Madrid.