Morata marca en el sufrido triunfo de la Juve
La Copa italiana sigue regalando partidazos: los de Pirlo batieron al Genoa 3-2 en la prórroga. Fue decisivo un tanto de Rafia en su estreno
Pirlo hizo rotaciones, dejando fuera a Cristiano y saliendo de inicio con los jóvenes Dragusin, Wesley y Portanova, pero en el principio del choque los cambios no se notaron sobre todo gracias a un Kulusevski imparable. El sueco abrió la lata tras apenas dos minutos recibiendo un pase al hueco de Chiellini, protagonizó un par de peligros más y en el 23', al primer toque, le cedió a Morata el balón del 2-0 (undécimo tanto en 19 partidos del español). Con el 2-0 en el marcador, la Vecchia Signora pensó que los deberes estaban hechos. Fue un error garrafal y el Grifone, también repleto de jóvenes y suplentes, lo demostró enseguida. Cinco minutos después de encajar el segundo tanto, los de Ballardini recortaron distancias con un bonito cabezazo de Czyborra a pase de Ghiglione.
Los de Turín, a los que se anularon dos goles de Arthur y Portanova por fuera de juego (ambos claros), empezaron la segunda parte con un gran susto, el que dio el exbianconero Pjaca con un latigazo desde fuera del área que golpeó el larguero. El croata anunció el golazo que habría llegado poco después, el de Melegoni. El mediocampista de 21 años se sacó de la chistera una rosca desde fuera del área preciosa e imparable para Buffon. Ahí la Juve tuvo claro, como escribió Marchisio en las redes sociales, que habría llegado casi "a la madrugada" para sentenciar un partido que tenía casi ganado ya en la primera parte. Y Pirlo se vio obligado a sacar del banquillo a Cristiano, que esta noche tenía que descansar. El portugués sustituyó a Wesley en el 88' e, inevitablemente, marcó la diferencia en la prórroga.
El campeón de Italia se topó varias veces con un monumental Paleari, hasta que en el 104' una jugada que empezó con Ronaldo acabó con una melé en el área y el gol decisivo. Lo realizó Rafia, que celebró a lo grande su debut con el primer equipo. Un Genoa heroico encontró en la segunda parte de la prórroga energías para volver a hacer temblar a la Juve: Arthur rechazó un cabezazo de Radovanovic en la línea de gol y salvó a los suyos. Fue el último peligro de un partido infinito.