El Bayern de Múnich tuvo que echar mano de su
maquinaria goleadora para remontar a un sorprendente Mainz, que llegó a
ir ganando 0-2.
Con
Kimmich de vuelta en el once después de su intervención en el menisco,
el campeón, como viene siendo habitual desde hace años, no tardó en
hacerse con el esférico y el control. Eso sí, el que más peligro
desprendía era el Mainz, que supo aprovecharse de los espacios que suele
conceder el Bayern a la espalda de sus centrales e hizo bastante daño a
la contra. Burkardt, un constante quebradero de cabeza para la zaga
bávara, lanzó el primer aviso a la contra a los seis minutos de partido.
Ni el penúltimo te lo pone fácil en la Bundesliga.
No es que el cuero le quemara en los pies a los de Flick. Lo
circulaban por las inmediaciones del área del Mainz y dispusieron de dos
ocasiones claras de Tolisso, pero echaron en falta esa pegada a la que
suelen acostumbrar. Todo lo contrario en las filas del Mainz, en el que Burkardt volvió a quedarse solo ante Neuer tras un duelo con Boateng (no fue falta, aunque los locales la pidieran) y esta vez no falló con la zurda. El shock fue total cuando Hack, a un minuto para el descanso, aumentó la renta de cabeza.
No despertó el Bayern en la segunda mitad. Un paradón de Neuer ante Latza impidió la debacle y, a partir de ahí, sí tuvo lugar la soberbia muniquesa. En apenas cinco minutos, un cabezazo de Kimmich y un latigazo de Sané empataron el choque.
Surtieron efecto los cambios de Flick (ingresaron Goretzka y Süle) y el
partido enloqueció. Quaison la mandó al travesaño. Leandro se la coló
en propia, pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego. Peleó el
Mainz. Hasta que Süle, finalmente, decidió el partido de volea
tras un córner. Se apagó el 05. Y un doblete de Lewandowski cerró la
manita. Cosas de campeón.