Harden-Durant-Irving: un 'Big Three' para dominar la NBA

Brooklyn Nets se ha hecho con la 'Barba' desde Houston Rockets. Entre los tres, reúnen 3 anillos, 24 All-Star, 18 All-NBA, 7 trofeos como máximo anotador y 3 MVP.

José Ignacio Pinilla
As
Final al culebrón James Harden. Uno más que se cierra en la NBA con la voluntad del jugador imponiéndose al de la organización y que completa en Brooklyn Nets uno de esos Big Three de videojuego: la Barba se reunirá en la Gran Manzana con Kevin Durant y Kyrie Irving. Mucha potencia en los cañones a disposición de Steve Nash, que para su debut como entrenador tiene un arsenal envidiable y que coloca a la franquicia como el gran candidato para ganar el anillo junto a Los Angeles Lakers. Son 3 anillos, 24 All-Star, 18 All-NBA, 7 trofeos como máximo anotador y 3 MVP reunidos en la ciudad que nunca duerme. Un trío que podría cambiar de nuevo la historia de la competición.

La operación le ha salido cara a los Nets... pero que importa si te haces con uno de los mejores anotadores de siempre. La cuenta ha salido por cuatro futuras primeras rondas, otras cuatro intercambiables y cuatro jugadores: el fantástico Caris LeVert, el pívot Jarrett Allen, Taurean Prince y el exazulgrana Rodions Kurucs. Cuatro equipos involucrados (añadamos a Cleveland Cavaliers e Indiana Pacers) para hacer posible un movimiento descomunal. En Brooklyn son muy dados a ellos: en 2012 dilapidaron todo su futuro para reunir a Joe Johnson, Brook Lopez, Deron Williams, Paul Pierce y Kevin Garnett junto a otro entrenador novato, Jason Kidd. Vuelta a empezar pero con muchísima mejor pinta, la verdad.

El osado movimiento ha reunido en la Gran Manzana a dos tercios del intento de Big Three de Oklahoma. Solo falta Westbrook, que ya tuvo su experiencia la Barba el pasado año en los Rockets con un resultado para olvidar. Durant y Harden compartieron vestuario desde 2009 hasta 2012, con un intento fallido por el anillo incluido tras doblar la rodilla en las Finales de 2012 frente a los Miami Heat de LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, el último Big Three del Este. El base fue traspasado a Houston en octubre de ese año para beneficio de Serge Ibaka. En Texas, se convirtió en el todo bajo la doctrina matemática de Daryl Morey. En nueve temporadas, fue MVP de 2018, jugó más de 600 partidos y tuvo promedios estratosféricos (30 puntos, 6 rebotes y 7,7 asistencias). Además de devorar a compañeros (Howard, Chris Paul y Westbrook) y de obtener el título como máximo anotador de la Liga las tres últimas campañas. Durant consiguió ese honor en cuatro ocasiones (2010, 11, 12 y 14).

A los dos, hay que unir a Kyrie Irving… y su cabeza. El base se ha ido perdiendo por el camino desde que abandonó la fresquita sombra de LeBron en Ohio. Boston fue un visto y no visto de poco nivel y, ahora, en Brooklyn salta de un charco a otro sin botas de agua y solo 27 partidos disputados de 85 posibles (la burbuja de Orlando ni la olio por lesión). En estos momentos, la organización está enfadada por su ausencia los últimos cinco partidos (seis de trece) debido a motivos personales… como la supuesta fiesta de cumpleaños de su hermana Asia, que la NBA está investigando. Un problema que le puede costar caro económicamente y que se añade a su negativa a hablar con la prensa (también le puede doler al bolsillo a la larga), pero que no empaña una enorme calidad que le convierte en el mejor del mundo en el crossover por velocidad, habilidad, estética y definición. Poesía en movimiento.

Adaptación de los tres

Ahora, todo se centrará en cómo jugarán estos Nets. Durant parece el menos problemático. Ya se adaptó a Klay Thompson, Stephen Curry y Draymond Green en Golden State Warriors para conquistar dos anillos. Es un anotador de raza, que ni necesita amasar demasiado balón ni muchos lanzamientos para desangrar a su rival. Irving y Harden son otra cosa: ambos ocupan la misma posición, la de base, y necesitan el esférico como agua de mayo. Necesitan botar para sentirse cómodos y no les importa nada gastar una posesión con la pelota en sus manos sin mirar a su alrededor. Más anotadores que creadores. Eso sí, habrá que decidir quién rebotea y defiende...

Son inconvenientes salvables, claro. Toca adaptación. Conexión. Y egos limitados. El anillo es un caramelo demasiado sabroso, sobre todo cuando la posibilidad se presenta tan a mano... aunque la rotación en estos momentos es escasa. Hay pívot con DeAndre Jordan y un fantástico triplista con Joe Harris (el quinteto ideal sería con ellos dos). Los Nets tiene buenos jugadores de rol como Landry Shamet, Jeff Green, Timothe Luwawu-Cabarrot..., pero extrañarán a Spencer Dinwiddie (lesionado para toda la temporada) en la segunda unidad y profunidad de banquillo: un alto para la rotación no estaría mal, quizá un alero de intendencia. Ahí, los Lakers ganan todavía de calle.

Piezas por un lado y por otro, que no esconden a los Nets como el nuevo dios todopoderosos del Este. El gran titán que hace temblar a unos Toronto Raptors en descenso, a unos Boston Celtics en eterno crecimiento y a unos Milwaukee Bucks (quizá) desmoralizados por sentir que han perdido sus mejores años sin premio. Y a unos Sixers que se quedan sin Harden y ven crecer al kraken. Su único salvavidas: la posible operación Bradley Beal. Pero, hasta ese momento, todos parecen haber quedados reducidos a simples comparsas frente al nuevo Big Three del Este.

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