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El día que próceres de River defendieron la camiseta de Boca y se salvó Labruna

Carrizo, Moreno, Loustau y Di Stéfano fueron parte de un combinado con la camiseta xeneize en un amistoso de 1948. El Feo también, pero salió a tiempo.

TyC
En aquel tiempo los combinados no eran una rareza, aunque ahora ante una situación similar las redes sociales estallarían con el #Bover. El 21 de enero de 1948, una selección compuesta por los mejores futbolistas de Boca y River -ambos de pretemporada en Brasil- saltó al Pacaembú para enfrentar a un equipo local armado con los más destacados de Palmeiras, San Pablo y Corinthians, el 'Trío de Ferro'. ¿Con una camiseta celeste y blanca? ¿Con los colores de uno u otro? Eso fue más atractivo que el anecdótico empate 1-1, visto por 50 mil personas.


Norberto Yácono, Néstor Rossi, José Ramos, José Manuel Moreno, Alfredo Di Stéfano y Ángel Labruna, con el ingresado Félix Loustau, representaron a River. José Marante, Rodolfo De Zorzi, Mario Boyé y Gregorio Pin -autor del gol- aparecieron por Boca y luego entraron Alberto Castellani, Jaime Sarlanga y Pío Corcuera. Los titulares -excepto los arqueros Obdulio Diano y Amadeo Carrizo, uno de cada club-, salieron a la cancha vestidos... ¡de verde! ¿Por qué?

No había una vestimenta preparada especialmente, por eso -después de varias disputas internas que, según crónicas de la época, casi motivan la suspensión- la solución la puso uno de los dueños de casa mediante un argentino. Elmo Bovio, conocido de varios integrantes de la delegación y delantero del Verdão, consiguió un juego de casacas como solución neutral del conflicto, pero solo duró 45 minutos.

Para el complemento, en cambio, el equipo argentino salió a la cancha con otra camiseta. Se debatió nuevamente el tema de la indumentaria en el entretiempo y, como muestra de unión para buscar la victoria ante los brasileños, prevaleció la idea de salir a jugar con la de Boca, un hecho que dejó imágenes surrealistas de las que, por suerte para algunos, no hay demasiados registros fotográficos o fílmicos.

Yácono y Loustau -este último, pieza de la emblemática delantera de River que conformó La Máquina-, tuvieron que salir a la cancha con la camiseta xeneize y un short blanco. No así un mito como Carrizo, que vistió una remera lisa, pero a pesar de ello defendió el arco azul y oro sin recibir goles. Por haber sido reemplazados, se salvaron Labruna, un joven Di Stéfano y Moreno.

Una foto del Feo -el ídolo máximo de la historia millonaria- con los colores del eterno rival, hubiese cotizado carísimo y quizás él mismo jamás se lo habría perdonado, si hasta entraba a La Bombonera tapándose la nariz. El Charro y La Saeta, en cambio, sí tuvieron sus pasos por el club de La Ribera más adelante, uno como jugador y otro como DT.

Lo cierto es que, en esa rara noche paulista, la grieta se cerró por 90 minutos, los dos más grandes tiraron para el mismo lado y no pudieron pasar del 1-1. Hoy por hoy, inimaginable.

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