El Barça suda sangre en Vallecas
Koeman tuvo que sacar la artillería para remontar el gol de Fran García. La entrada de Alba, clave para el pase a cuartos. El Barcelona tiró tres veces al palo.
Optó Koeman por un equipo titular con reparos. Regresaba Messi al once, aunque no dio signos de entrar en el partido hasta bien entrada la primera parte, y a su alrededor montó Koeman un equipo en el que entró Trincāo en la delantera conformando un ataque con Griezmann formado por tres zurdos. Riqui jugó para dar descanso a Pedri y Junior hizo lo propio con Alba.
Con el partido moviéndose a arreones, el Barça tuvo oportunidades para adelantarse en el marcador y poner el duelo cuesta abajo, pero falló en todas ellas. Unas las falló por el acierto de Dimitrievski, que estuvo fenomenal ante un cabezazo de Araújo y a un tiro de Trincāo. Otras las falló por centímetros cuando De Jong y Riqui dispararon al palo en la primera parte y Messi al inicio de la segunda. También influyó el hecho de que dos caídas del extremo portugués en el área no se consideraron penalti.
A la media parte, el partido estaba donde quería el Rayo y el Barça empezaba a plantearse de nuevo su problema de efectividad de cara a la puerta rival. La cuestión estaba en cómo ambos equipos iban a gestionar esa situación de cara al segundo tiempo.
Y ahí es donde el Rayo dio un paso adelante. Iraola dio entrada a Álvaro García, que revolucionó el partido. Su velocidad al espacio retrató a Junior, su regate sentó a Lenglet y su centro lo empujó a la red Fran García tras el tímido rechace de Neto. Todo lo que le podía salir mal al Barça, le estaba saliendo.
Para tratar de evitar la tragedia, Koeman dio entrada a Pedri, Alba y Dembélé. Sacaba el holandés la artillería para en 25 minutos rescatar al equipo de otro desastre. El arreglo dio resultado instantáneo. Al minuto, Alba rompió la defensa y salvó el portero local y al minuto siguiente, Messi empató a asistencia de Griezmann. El tanto subió al marcador por los centímetros que evitaban el fuera de juego del francés.
Con los cambios, el Barça había encontrado la manera de aprovechar la autopista de la banda izquierda que Junior convirtió en un camino de cabras, pero con Alba, la cosa fue diferente. A los 80 minutos, Messi volvió a conectar con el lateral catalán que sirvió la asistencia para que De Jong, el mejor del partido, marcara el segundo tanto blaugrana. El sueño del Rayo había durado un cuarto de hora, el sufrimiento del Barça duró hasta el último minuto.