Suspensos y aprobados del Barça en el empate ante el Eibar
La esperpéntica imagen del Barcelona no sólo señala la mala planificación del club y las malas decisiones de su entrenador. También a jugadores incapaces. Pedri, Dembélé y Júnior se salvaron.
Ter Stegen. No paró el único lanzamiento que recibió. Prescindible, en general.
Dest. Lo intenta. Tiene agresividad y vigor. Pero le falta calidad. No es brillante cuando pisa el área rival.
Mingueza. Muchísimas limitaciones, como central y como lateral. No es el canterano tipo para levantar el Barça.
Araújo. Su error, imperdonable y ridículo, le señala. En el Barça no se regala un 1-1.
Lenglet. Su currículo le delata. No hizo un penalti de milagro en la primera parte. Flojísimo. Va a peor.
Júnior. El mejor del Barça. Incansable, trabajador y, con sus limitaciones, potente como Dest y desacomplejado. Dio la asistencia del gol.
Pjanic. El mejor hasta que el partido se convirtió en un cachondeo después del error de Braithwaite en el penalti.
De Jong. No es líder. Al menos, a día de hoy. Absolutamente intrascendente.
Griezmann. Su partido le retrata. Messi, con mascarilla y sin ganas de jugar, hizo más. Un buen animador de highlights descafeinados.
Pedri. Luchador. El mejor con mucha diferencia. Se le podría pedir más gol, pero daría vergüenza. Porque es el único que tiene vergüenza ajena en el Barça.
Braithwaite. Su penalti define a un gran animador de este juego. Fútbol es ilusión.
En la segunda parte aparecieron
Trincao. Se lleva mal con el balón. Por la derecha ya era conocido; por la izquierda se confirmó.
Dembélé. El mejor. Metió un gol de Playstation, pulsó el botón de interior con la derecha y le salió perfecto. Con él, siempre se puede soñar con una vida virtual mejor.
Coutinho. Cumplió con su normalidad en el Barça. Inició la jugada del 1-1 y luego se rompió.
Riqui. Recogió el cuerpo cansado de Pedri y volvió a pisar el Camp Nou en competición. Todo el barcelonismo le espera.