River venció sin dificultades a Huracán

El equipo de Gallardo tuvo un gran primer tiempo, venció 3-1 a Huracán y es uno de los punteros de la Zona Campeón junto a Boca. Suárez y De La Cruz, por duplicado, los goles.

Olé

River no tiene coronavirus. En cancha de Huracán pasó la prueba del olfato: no presenta anosmia. Y es que el equipo de Gallardo definitivamente olió sangre. Por eso el técnico decidió poner lo mejor que tiene a mano para visitar al Globo en el escenario doméstico que antes no motivaba demasiado: aún con todos los problemas competitivos que una competencia podría tener, la realidad es que River estaba antes de visitar el Ducó a cuatro partidos de jugar otra final. Ahora le quedan tres. Por eso se vio el equipo de la Copa Libertadores en nombres y también en atención. Un equipo que ratifica que Gallardo estira su leyenda, y no por resultados, no por la cuarta semifinal de CL consecutiva o por los miles de records que ya acumula, sino por la capacidad casi mágica por readaptarse, por encontrar soluciones donde nadie las ve, Zuculinis, Angileris, Rojas, Carrascales. Sí, la competencia interna lo hizo de nuevo.


Aún con algunos pequeños altibajos y con un ST en el que arrancó algo quedado, River superó bien a un Huracán que venía en levantada. Sin brillar como en Montevideo, Carrascal volvió a aportar lucidez y una técnica que debiera ser patrimonio de la humanidad por su peligro de extinción: el colombiano es la última gran apuesta de Gallardo y que vaya sumando varios partidos consecutivos a este nivel es una gran noticia para un jugador del que se sospechaba que le faltaba constancia y ritmo para aguantar los partidos. No fue la única certeza que se confirmó en Parque Patricios: la levantada de De La Cruz es definitiva más allá de gol por centro al arco lleno de veneno y del bombazo del 3 a 1, parecido al del Parque Central pero al primer palo. Zuculini sigue llegando por sorpresa: ayer hizo un gol, bien anulado pero gol al fin, y estuvo a un centímetro de conectar en el 2-0. Suárez sigue siendo el delantero más peligroso del equipo y ahora, encima, volvió al gol con esa pirueta que desafió a la física para hacer el 1-0. Ponzio vuelve a demostrar que está para cuando el equipo lo necesite más allá de los achaques de sus casi 39. Angileri sigue tirando centros premium -el del primer gol, hermoso, al punto ciego en el que jamás podía llegar Cambeses y al anticipo de Borré-. Rojas y Díaz siguen firmes en el mano a mano. En todo caso fue Borré el que no logró un salto a su antigua versión después de desbloquear su hat-trick contra Nacional para cortar su sequía: el colombiano tampoco tuvo demasiadas chances, pero con la pelota no se termina de amigar, con controles demasiado largos y sin tanta confianza en los pases.

Así, fue mucho para un Huracán que levantó en el segundo tiempo y que estuvo a tiro del empate en un pasaje por el penal que Delfino le dio por una falta que no fue de Paulo Díaz a Briasco (el chileno igual se vendió con el movimiento, aunque no lo haya tocado). Luego el juez no le cobró al Globo otro penal que fue más dudoso: la arremetida de Armani al 10 de Huracán parecía venir de una mano de Cordero. Pero, más allá de ese fragmento del partido, no se quedó River y rápido fue a buscar liquidar el partido y, sin más, lo liquidó. Y demostró que el equipo está sano y que no perdió el olfato: es que ya huele sangre y ahora, sí, va por todo.


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