Ramos desembarca en el día D

Madrid, AS 
Hay finales de carne y hueso que conceden o quitan títulos y finales metafóricas que abren o cierran etapas en la vida de un club. Las primeras florecen mayoritariamente en mayo. De las segundas se celebra hoy una en el inhóspito Alfredo di Stéfano. Si el Madrid le gana al Borussia Mönchengladbach estará en octavos de la Champions. Si empata, necesita que el Inter se imponga al Shakhtar. Si pierde, se abrirá una herida para la historia: el equipo blanco habrá caído por primera vez en una liguilla de una competición que le ha abrazado mejor que ninguna otra, se abrirá un pequeño boquete en la tesorería y el proyecto deportivo quedará a la intemperie, con Zidane en primera fila.


El Madrid es ahora un tiro al aire, con constantes cambios de humor, pero más fiable en los puertos de primera (ha ganado en el Camp Nou, en el Pizjuán y dos veces al Inter) que en las tachuelas (derrotas ante Cádiz, Alavés, un Valencia en mínimos y doble frente al Shakhtar). En más de la mitad de esos pinchazos faltó en Ramos. En el 80% de las últimas derrotas europeas, también. Hoy vuelve, después de un mes fuera y con cuatro entrenamientos completos. Lo suficiente para abanderar al Madrid en un partido clave y con el equipo afectadísimo por las lesiones. Ahora se concentran en el ataque: Hazard, Odegaard, Mariano y desde ayer, Jovic, con una tendinosis. Va para caso perdido. A cambio, está listo ya Carvajal, pero se ha entrenado aún menos que Ramos y no juega desde el 25 de noviembre. Falta por saber si Zidane se atreverá con él desde el inicio o tirará de Nacho.

La fatiga

Para lo que queda tiene lo justo y no le queda otro remedio que repetir con los disponibles, muchos de ellos cargadísimos de partidos. Varane suma 23 en tres meses; Modric, 22; Kroos, 19. Todos tendrán que repetir hoy. También Benzema, cuya exclusión de la selección francesa le resulta un alivio, aunque también sale de una lesión. Marcó en los cuatro partidos anteriores a sufrirla y no lo ha hecho en los dos posteriores. Lucas Vázquez y Vinicius apuntan a acompañarle en la vanguardia. El primero, al borde de la salida en verano y con contrato sólo hasta junio, ya es el octavo jugador más utilizado de la plantilla. Sólo dejó de jugar un partido en los últimos dos meses y medio. El segundo, después de siete suplencias consecutivas, fue decisivo en Sevilla.

Las cuentas del Borussia también son sencillas. Un empate le basta para pasar, una victoria le da la primera plaza y una derrota le condena salvo una igualada entre Inter y Shakhtar en Milán. Su última derrota ante el equipo de Conte le complica la vida.

El Borussia, un equipo con 120 años de historia y una década gloriosa, la de los 70, es un ejemplo de buena gestión en el fútbol alemán. En muy poco tiempo ha pasado de ser el decimoctavo equipo en ingresos televisivos al quinto gracias a sus éxitos deportivos. Max Eberl, que jugó 281 partidos en el fútbol germano sin marcar un gol, es la pieza clave del club desde su cargo de director deportivo. "Somos la aldea gala frente a Bayern, Dortmund, Leipzig y Leverkusen", asegura. Está tan comprometido que hace cuatro años se permitió decirle no a una oferta del Bayern.

La duda de Elvedi

Eberl se sabe en un club vendedor, aunque que el equipo se metiera en Champions le permitió mantener este año a todos sus jugadores clave. Ellos fueron los fichajes. También arriesgó hace año y medio con la llegada de Marco Rose como técnico. Rose llevaba seis años trabajando en el Salzburgo, cuatro de ellos en las categorías inferiores. Con el juvenil ganó la Youth League y con el primer equipo dos ligas austriacas. Por sus manos pasaron Keita, Upamecano o Haaland. En el Borussia sustituyó a Dieter Hecking, que había sido quinto el año anterior, para darle un giro ofensivo al equipo. Funcionó. El Borussia acabó la quinta jornada de la fase de grupos como máximo goleador de la Champions. Es un equipo de gatillo fácil pero vulnerable atrás: sólo el Eintracht ha encajado más goles en la mitad alta de la tabla de la Bundesliga.

Al duelo también llega con problemas. No están Jantschke, Bensebaini y Hofmann, los dos últimos titulares en la ida, y ayer volvió a entrenarse el central Elvedi, que faltó por una lesión muscular en los dos últimos partidos. Si juega, Kramer y Neuhaus, pretendido por el Bayern, formarán el doble pivote devoramillas (son el primer y quinto jugador que más kilómetros han recorrido en la competición). Si no, Kramer actuará de central y Zakaria ocupa su plaza en la media. Arriba, difícilmente juntará Rose a Thuram, Plea y Embolo, su artillería franco-suiza. No se descarta siquiera un trivote. No está en su manual, pero el valor de un empate quizá le anime a sobreprotegerse.

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