Qué es la nieve carbónica y por qué es tan importante para la vacuna del coronavirus
Se trata de dióxido de carbono en estado sólido y sus propiedades físicas son ideales para transportar los remedios de Pfizer, que tienen que conservarse a -70ºC.
Ahora, con el inicio de la campaña de vacunación, se atisba el principio del fin gracias en parte al remedio desarrollado por Pfizer. Una de sus características más llamativas es que necesita ser conservada por debajo de -70º C. Precisamente, esto ha dado lugar a que incorporemos otro término más a nuestro vocabulario: nieve carbónica.
No deja residuo de humedad
La nieve carbónica o hielo seco es dióxido de carbono en estado sólido. Su nombre se debe a su parecido con el hielo normal o a la nieve por su aspecto y temperatura, pero cuando se sublima no deja residuo de humedad porque su base no es agua y su estado natural es gaseoso. Sus propiedades físicas son ideales para transportar las vacunas y salvar así millones de vidas.
Este elemento fue descubierto en 1835 por el químico francés Adrien-Jean-Pierre Thilorier. Comenzó a utilizarse en 1925 cuando los dispositivos aéreos Priest utilizaron el compuesto para los extintores y con el paso de tiempo comenzaron a descubrirse nuevos usos.
Pocas empresas
En Europa existen pocas empresas que fabriquen la nieve carbónica. Una de ellas es la belga Cryonomic, que construye máquinas para crear hielo seco. Con la llegada de las vacunas al Viejo Continente está viendo su actividad notablemente incrementada debido a la alta demanda.
La cura de Pfizer llega a nuestro país a través de unas cajas con nieve carbónica y repartidas en viales, cada uno de ellos con cinco dosis. Tal y como informaron fuentes del Ministerio a la Cadena Cope, cada caja tiene capacidad para cinco bandejas, lo que supondría alrededor de 5.000 pinchazos.
