Pedri es la sonrisa de Messi
El canario no sólo enamoró por su juego a la afición en Valladolid, también encendió una chispa desconocida hace meses en el argentino, que hace pensar en su futuro en el Barça.
Es fácil interpretar en ese abrazo tan simbólico después del 0-3 que algo hay en Pedri que le gusta a Messi. Es
fácil compararlo incluso con aquel momento simbólico en el que
Ronaldinho subió a hombros a Messi después de su primer gol en LaLiga,
allá por la temporada 2004-05. No tiene que ver en un sentido.
Pedri no va a llegar a ser un sustituto en producción de goles o de
emociones continuas, porque su especialidad tiene que ver mucho más con
ser un referente como generador de un buen ecosistema en el equipo, sin
estridencias. Pero sí sonó como un abrazo cómplice, de un veterano que
se siente en sintonía con un chico que acaba de llegar y al que siente
ganas de apadrinar. Pedri es a día de hoy un jugador de un perfil bajo, sin mucho lobby y del que sólo habla maravillas su fútbol.
Seguramente y, en parte, Messi vea reflejado en él sus primeros años,
en los que de él no se esperaba sino que fuera un jugador que
representase La Masia, no ese tremendo gigante en el
que se convirtió. Las características de ambos, Messi y Pedri, como
jugadores, no tienen mucho que ver, pero nunca Messi fue más feliz en un
césped que al lado de jugadores que no tenían como objetivo final el
gol, sólo generar juego. Tal vez Messi llevaba tiempo esperando
algún socio que entendiese tan bien eso. Tal vez era el jugador que
esperaba para apadrinar. Incluso el que le dé una primera razón para
seguir jugando más años en el Barça. Eso que parecía tan difícil hace tiempo.