El delantero belga lideró la primera victoria
del Inter en esta Champions con un doblete que permite al Madrid
depender de sí mismo en la última jornada.
El
equipo de Conte, a sabiendas de que la clasificación a octavos se le
ponía de cara si ganaba los dos partidos que le quedaban tras la derrota
del Madrid en Ucrania, salió en tromba. Cuesta creer que un
equipo que la temporada pasada dio muestras de ser un proyecto
consitente, con un entrenador de renombre y estrellas consagradas, y que
además este año se reforzó de lo lindo, se haya mostrado en este curso
tan irregular y no haya sido capaz de consolidar el fútbol que practicó
ayer en la primera media hora. Darmian, que ayer jugó en el
lugar de Achraf, hacía eco de esa superioridad al cuarto de hora al
anotar el 0-1 tras una buena jugada colectiva que terminó en un disparo
raso del carrilero que se coló entre las piernas de Sommer.
Tuvo suerte el Gladbach de que pasada la media hora, la diferencia
fuera sólo de un gol. Lautaro tuvo dos ocasiones que pudieron haber
sentenciado el partido, pero al argentino se le hizo de noche en el
área. Poco a poco, los interistas fueron rebajando el ritmo y el
conjunto alemán empezó a divisar el oasis en mitad del desierto. En los
últimos minutos del primer tiempo no sólo lo divisiba, se bañaba en él. Al
Inter se le hizo larga la primera parte por un minuto, el del
descuento, en el que Plea, con un gran cabezazo tras centro de Lazaro,
casualmente cedido por el Inter, anotaba el empate.
Nada fue lo mismo a la vuelta del descanso. El partido se rompió por
el medio y ambos equipos llegaban con peligro al área rival. Y claro, en un intercambio de golpes, lo normal es que gane el que tiene más músculo. Y ese casi siempre es Lukaku.
Primero estrelló el balón en el poste para ir afinando la puntería y
luego lo pidió al espacio para colocarse la pelota en la derecha y sacar
un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Sommer. Unos minutos más
tarde, empujaba a puerta vacía un pase de Achraf, que entró por
Darmian, para hacer el 1-3.
Todo parecía sentenciado, pero entonces surgió la figura de Plea y la del VAR.
El delantero recortó distancias tras un error de Alexis Sánchez, que
perdió el balón en una zona comprometida y la contra terminó en gol del
delantero francés. Unos minutos más tardes, el mismo Plea
empataba el partido, pero el holandés Makkelie anuló el gol por un más
que interpretable y dudoso fuera de juego posicional de Embolo, que el árbitro no había visto en primera estancia.
El empate para el Gladbach era prácticamente indiferente, ya que se
jugara el pase en Madrid, pero para el Inter, esa decisión del VAR supo a
gloria: gracias a ella, si gana al Shakhtar en San Siro en una semana, sólo un empate entre Real Madrid y Gladbach lo dejará fuera de octavos.