Las VLF, responsables de la burbuja que protege a La Tierra de la radiación
Es de origen humano y evita un exceso de radiación solar en nuestro planeta. Expertos apuntan a que se trata de una "barrera impenetrable".
Todo empezó el pasado 2012, cuando la agencia espacial estadounidense, lanzó dos sondas espaciales con la intención de estudiar mejor el comportamiento de los cinturones de radiación Van Allen, las cuales recibieron su nombre por su descubrimos, James Van Allen. Tras este estudio y gracias a los datos que se generaron con esta misión, se puedo comprobar la existencia de un cinturón interior. Científicos pudieron conocer que este cinturón se extiende desde aproximadamente 640 a 9,600 km sobre la superficie de la Tierra.
Pero no solo eso. Los mismos estudios también notificaron un cinturón exterior de una altitud de aproximadamente 13,500 a 58,000 km, además de un tercero temporal que se publicó en la revista Science Alert.
"Una serie de experimentos y observaciones han descubierto que, en las condiciones adecuadas, las comunicaciones de radio de baja frecuencia (VLF) pueden afectar las propiedades del entorno de radiación de alta energía alrededor de la Tierra", explicó Phil Erickson del Observatorio MIT Haystack en Massachusetts, el pasado 2017, cuando se descubrió que las descargas de radiación se mantenían lejos gracias a la protección de una ‘barrera’ de baja frecuencia que rodeaba la Tierra. Un suceso del que se dio cuenta la NASA tras detectar un extraño suceso mientras estudiaban la actividad de las partículas de los cinturones atrapadas dentro del campo magnético de la Tierra.
Las VLF, responsables de esta ‘burbuja’
Las investigaciones en torno a unas burbuja que rodea la Tierra detectaron que las comunicaciones VLF eran las responsables de su existencia, aquellas que se utilizan desde estaciones en tierra, sobre todo, para contactar con submarinos que cuentan con frecuencias muy débiles. De hecho, son las más adecuada para transmitir mensajes codificados a grandes distancias o, incluso, bajo el agua.
“La extensión exterior de la burbuja VLF corresponde casi exactamente al borde interior de los cinturones de radiación de Van Allen, una capa de partículas cargadas que se mantienen en su lugar por los campos magnéticos de la Tierra", indicó Dan Baker, director del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado en Boulder. El mismo experto añadió que esta burbuja se trata de “una barrera impenetrable” y "si no hubiera transmisiones VLF humanas, el límite de las radiaciones se extendería más cerca de la Tierra”.
Un descubrimiento que indica que estas comunicaciones VLF están suponiendo una gran ventaja para nuestro planeta: eliminan el exceso de radiación en la Tierra y pueden ser un gran paso para proteger nuestro mundo, incluso sirviendo para impedir o limitar los daños en los equipos electrónicos durante las próximas tormentas solares.