El empate a tres sirve al campeón del repóker de
copas para seguir en lo más alto de la Bundesliga, dos puntos por
delante del Leipzig, segundo.
Se palpó desde el inicio lo que había en juego en el Allianz. Salieron mordiendo los pupilos de Nagelsmann, sin Olmo en el once, y arrollaron a un Bayern que aún estaba con la cabeza en el vestuario. Sabitzer fue el primero en avisar a los dos minutos de partido y lanzó un disparo al travesaño.
No despertó el campeón. Era un vendaval el Leipzig, tanto imponiendo su
físico como abriendo brechas en la zaga local, y obtuvo la recompensa
gracias a un error atípico de Neuer. El meta muniqués se confió en una salida, Nkunku llegó antes al cuero y finalizó a placer. Merecidísimo el tanto.
Pero el Bayern no sería el Bayern si, incluso cuando da la sensación
de no estar sobre el terreno de juego, no encontrara una respuesta
siempre. Flick dio entrada al joven Musiala por el lesionado Javi Martínez y la perla de 17 años pinchó a la primera. No tuvo nada que hacer Gulacsi en un disparo raso del inglés que puso las tablas
ante la euforia del banquillo rojiblanco. No se lo creía Nagelsmann,
que, tan solo cinco minutos después, vio cómo los suyos sufrían el
próximo revés. De la nada. Müller adelantó a los bávaros tras una gran filtración de Goretzka.
Kluivert, al minuto, puso la guinda a una primera mitad para enmarcar anotando el 2-2 y volviendo a meter en el partido a los toros rojos. El ritmo era altísimo. Y no cesó en la segunda mitad. No habían pasado ni tres minutos del segundo período cuando Angeliño, solo como la una en al carril izquierdo, sirvió el tercero en bandeja a Forsberg para que el sueco fusilara a Neuer
de cabeza. Fue a por más el Leipzig. Quería más. Nagelsmann dio entrada
a Olmo. Apretaban los toros. Y justo en ese instante, cuando el Bayern
más se tambaleaba, apareció de nuevo Müller para poner las tablas de cabeza, salvar los muebles y, de paso, el liderato en la Bundesliga.