Desastre del Inter: empate y último puesto
Los nerazzurri no lograron ante el Shakhtar el gol que les habría clasificado a los octavos de final y acabaron su campaña europea.
Antonio Conte volvió a demostrar que a Eriksen no quiere ni verle. Ayer parecía prácticamente segura su presencia desde el primer minuto, pero el técnico prefirió apostar por un Barella con dolores en el tobillo.
El ex del Cagliari le dio la razón en el comienzo del partido, cuando
penetró en el área y con un centro raso encontró en el corazón del área a
Lautaro, cuyo potente disparo pegó en el larguero. Los de Luis Castro no cumplieron su promesa, "venimos a atacar": los ucranianos se quedaron en la mayoría del enfrentamiento en su área, saliendo al ataque solo con contragolpes.
Lautaro (que hoy celebraba su presencia número 100 con los italianos) y Lukaku perdonaron un par de veces más antes del descanso, y el guion del partido fue el mismo en la reanudación. Trubin neutralizó con un paradón un testarazo del belga y Brozovic rozó el gol con un remate desde fuera del área,
pero la intensidad nerazzurra disminuía poco a poco. El paso del tiempo
agobiaba a los milaneses, a un solo gol de los octavos de final e
incapaces de realizarlo. Conte, para el arreón final, apostó por Eriksen y Alexis, que reavivaron la delantera y construyeron las ocasiones que pudieron cambiar la historia. El chileno cabeceó con potencia un córner que Lukaku, increíblemente, quitó de la portería sin querer. Esa imagen se recordará durante años.
El danés, con un remate rechazado por un monumental Trubin (este guardameta de 19 años dará que hablar), regaló la última emoción de un partido que se alargó hasta el 97’ debido a las pérdidas de tiempo de los visitantes. Una agonía inútil para el Inter, que ahora tendrá que centrarse en la Serie A y volver a pelear por el Scudetto en serio. Es lo único que le queda: más que un objetivo, será una obligación.