California endurece las restricciones para circular ante el avance del coronavirus: el sistema sanitario está cerca del colapso
Gavin Newsom delineó una serie de líneas rojas sanitarias que, de ser cruzadas, gatillarán la imposición de las medidas como la prohibición de las aglomeraciones y el cierre de comercios no esenciales
En concreto, el criterio lo dará la cantidad de camas de terapia intensiva que cada región del estado tenga disponibles. De ser esta inferior al 15 por ciento se impondrán las medidas por tres semanas.
En una serie de tuits, el funcionario especificó que no serán alcanzados por la decisión los siguientes sectores: “Las escuelas que ya están abiertas; la infraestructura crítica; los comercios minoristas (que no obstante deberán operar a un 20 por ciento de su capacidad)”. Los restaurantes, en tanto, volverán a cerrar sus puertas y trabajar entregando comida a domicilio o en la puerta de su local.
En contraste, los “bares, locales de vinos, de servicios personales, peluquerías y salones de belleza” deberán permanecer cerrados. Todo transporte considerado no esencial ha sido temporalmente restringido.
El gobernador aclaró que ninguna región está actualmente alcanzada por las medidas. No obstante, y al igual que sucede en prácticamente la totalidad del país norteamericano, los casos de COVID-19 continúan creciendo y los indicadores sugieren que continuará haciéndolo.
“Si no actuamos ahora, el sistema hospitalario de California se verá abrumado y nuestra tasa de mortalidad continuará creciendo. Estamos aplicando un freno de emergencia”, graficó Newsom en una entrevista con un medio local.
California es el segundo estado más afectado por la pandemia del país norteamericano en términos nominales, solo después de Texas. Según el sitio especializado de estadísticas Worldometers, registra al jueves casi 1,28 millones de casos positivos y 19.500 muertes. El 2 de diciembre reportó más de 18.000 nuevas infecciones y 120 decesos.
Estados Unidos en general ha continuado rompiendo récords durante los últimos días. El miércoles no fue una excepción. Registró 2.885 muertes, la cifra más alta desde el comienzo de la pandemia, mientras que las hospitalizaciones rompieron la barrera simbólica al llegar a 100.000 camas ocupadas.
En ese marco, el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), Robert Redfield, auguró que el sistema sanitario está ante los meses más difíciles de su historia. “La realidad es que diciembre, enero y febrero van a ser tiempos difíciles. De hecho, creo que van a ser los más difíciles en la historia de la salud pública de esta nación, en gran parte debido al estrés que se va a poner en nuestro sistema de atención médica”, sostuvo Redfield durante una conferencia.
Redfield, además, vaticinó que al llegar a febrero habrán muerto 450.000 personas en Estados Unidos, lo que significa unos nuevos 180.000 fallecidos solo entre diciembre y enero.
Esa cifra, dijo, podría ser más baja, pero mostró pesimismo por la actitud de los estadounidenses: “La verdad es que la mitigación funciona. Pero no va a funcionar si solo la mitad de nosotros hacemos lo que tenemos que hacer. Probablemente ni siquiera si lo hacen las tres cuartas partes”.
Ante ese dramático panorama, el equipo de expertos sobre COVID-19 de la Casa Blanca urgió a los responsables de salud pública de los gobiernos locales a implementar medidas para tratar de combatir los altos números de contagios de coronavirus, hospitalizaciones y muertes que han tenido lugar en el país en las últimas semanas. Se espera que las cifras empeoren aún más cuando se materialicen los contagios que los expertos creen tuvieron lugar durante las fiestas de Acción de Gracias de la semana pasada.