Así es Italia, rival de España: la reconstrucción de Mancini
Tras el varapalo del último Mundial, que no disputó, ha cambiado de arriba a abajo. El proceso seguido se parece al de España. Barella, Insigne e Immobile, los peligros.
Al igual que sucede con la Juve de Pirlo, el esquema de Italia engaña por su composición. De entrada, puede parecer un 1-4-3-3 al uso, pero su morfología cambia en función de la fase del juego. Mancini dispone un 1-3-4-3 con balón, explotando el dinamismo de Barella como falso carrilero y de Spinazzola o Emerson en la entrada. Italia quiere tener superioridad numérica en la salida y opciones de pase por dentro y por fuera. Sin balón, se convierte en un 1-4-5-1 o 1-4-4-2 según el partido.
La transformación del bloque se personifica en la presencia de jóvenes valores como Donnarumma, Barella, determinante en todos los registros del juego, o Chiesa. Bonucci o Chiellini conservan la jefatura en la zaga, aunque el veterano Acerbi y Bastoni les han suplido con total garantía cuando han faltado. En Jorginho y Verratti descansa el criterio, Insigne pone el desborde e Immobile, con Belotti en la recámara, es un seguro absoluto en los metros finales. El cambio de guardia espera en futbolistas como Calabria, Romagnoli, Tonali o Pellegrini, aunque la grave lesión de Zaniolo puede arrebatar a Italia a una de sus piezas más prometedoras. Para octubre estará seguro, pero nadie sabe qué nivel puede dar.
La mezcla ideal
El regreso del fútbol de selecciones desde el pasado mes de septiembre ha deparado una Italia contundente y resolutiva tanto en defensa como en ataque. En los seis partidos de la Nations League apenas encajó dos goles (Bosnia y Holanda) y siempre dio una respuesta ofensiva adecuada. Tiene futbolistas para atacar la profundidad y también para tener la paciencia y desborde ante bloques medio-bajos del rival. Mancini prioriza la llegada masiva de sus jugadores a zona de remate sin perder el equilibrio posicional al dejar a tres centrales como vigilantes.