Análisis del PSG, rival del Barça en octavos de Champions League
Un adversario temible con un talento individual superior y cada vez más conjuntado atrás. Incertidumbre con Neymar. Las transiciones ofensivas son su mayor peligro.
Como capitán de barco se mantiene Tuchel, tendente a coquetear con la destitución. No hay cambios profundos en los conceptos de este PSG. Con la misma base de jugadores, procurará mantener el orden defensivo —fue el equipo menos goleado de la pasada edición— para aprovecharse del descomunal talento del que puede presumir arriba. Atrás se sostiene en la plasticidad de Keylor y en el rendimiento de Marquinhos, que vuelve a la zaga, y Kimpembe. La polivalencia de Danilo le ha sentado también bien. Por contra, los laterales Florenzi y Bakker no transmiten la misma fiabilidad.
Si el PSG se hace fuerte a nivel defensivo, es un adversario verdaderamente temible por todos los argumentos que posee arriba. Sus transiciones presumen de velocidad y precisión y le permiten adoptar posturas más reactivas para sorprender al contraataque. Verratti maneja los hilos en la medular, escoltado por Danilo, Ander Herrera o Paredes. A veces también por Neymar, que cada vez retrasa más su posición a la de interior, pese al peligro que supone alejarlo del área. Con el brasileño como referente, Di María es un seguro y Mbappé ha de continuar con una progresión a la que no se le ve techo. La relación con el gol del joven Kean y la calidad intermitente de Rafinha multiplican las opciones ofensivas de Tuchel. Son los principales avales de un PSG al que la Champions le retira por ahora su mirada. Necesita a Neymar.