Los blancos vuelven a dar una de cal ante el
Elche, un equipo recién ascendido. Esta campaña ya ha perdido contra
conjuntos considerados 'débiles' debido a su falta de concentración
No es la primera vez que le ha sucedido a los de Zidane en esta campaña:
el primer síntoma lo dio ante el Cádiz. Era el quinto partido de los
blancos. Se medían a un recién ascendido, el Cádiz, pero sólo apretaron
después de que Lozano inaugurase el marcador en el minuto 15. Los
blancos se vieron superados por el plan táctico de Álvaro, el
entrenador de los gaditanos: dos líneas bien pertrechadas, juntas,
esperando los ataques (planos) de los blancos. Al entrenador visitante no le importó darle el balón a los blancos, mientras él tenía organizado a sus jugadores. El Madrid demostró que había subestimado a su rival,
se mostró gandul en algunos tramos del encuentro. Pasivo, sin ganas y
sin garra (por ejemplo, sólo dejaron que los blancos se impusieran en
los diferentes duelos en la primera parte: el 41%), perdió la seguridad y
la esencia del juego que le había llevado a ganar 10 de los últimos 11
partidos de la campaña 2019-20 que le sirvieron para ganar la Liga.
Peor fue unos días después. Los madridistas abrían la competición
europea ante el Shakhtar ucraniano. Otro rival considerado ‘débil’:
los ucranianos se marcharon ganando (0-3) al descanso en medio de una importante caraja blanca. Ineficaz en la presión, los
mineros
liquidaron a los de Zidane en apenas 14 minutos. Con un juego fluido,
veloz, vertical, sorprendieron a los blancos, incompetentes para frenar
la avalancha. La derrota, en parte por la extraña alineación que diseñó
Zizou, también vino por el mal estado físico de la plantilla y una mala
presión que descompensó el equilibrio blanco: Casemiro se mostró
descontrolado y desubicado. Todo eso llevó a una descoordinación general
de todo el equipo.
Todo pareció serenarse tras el triunfo en el Camp Nou (1-3). Pese a la derrota ante el Valencia (4-1, con tres penaltis señalados en contra), y la victoria ante el Inter (0-2),
todo volvió a caerse como un castillo de naipes ante el Alavés y de nuevo ante el Shakhtar. Ante el conjunto babazorro,
dos
errores defensivos les privó del triunfo… más la falta de ideas, el
esfuerzo, el coraje… sin recursos ofensivos (el 65% de los ataques
llegaron por las bandas, lo que convierte en previsible cualquier
ataque) es muy difícil ganar, pero sin tampoco se le echa casta
se complica. Los blancos han jugado bien contra los equipos que, a
priori, con más cartel. Y se ha dejado llevar con los que parecen más
débiles. Se ha dejado llevar.
Y ya ningún equipo es débil antes de saltar al terreno de juego…