Sosa fue el héroe para el empate del Rojo

Independiente rescató un punto de milagro: Colón lo ganaba con un grito de Morelo, Lucas Rodríguez lo empató con un golazo de cabeza y el visitante tuvo un penal para ganarlo sobre la hora, pero Sosa fue el héroe y se lo tapó a Olivera.

Olé

Cuando un equipo juega como lo hizo Independiente ante Colón, es muy difícil que no pierda. El Rojo dividió la pelota. No tuvo creatividad. No mostró determinación para ejercer presión coordinada y sostenida en campo contrario. Fue un conjunto previsible, lento, apático y sin rebeldía. Si el local no cayó, fue gracias a Sebastián Sosa, quien en la agonía del encuentro le atajó un penal a Olivera para convertirse en el héroe del equipo por cuarto partido consecutivo.


El hecho de que la primera situación de gol clara que generó el local haya sido recién a los 37 minutos del segundo tiempo, con un mano a mano de Silvio Romero tras un buen pase de Alan Soñora, delata que al equipo de Pusineri le faltaron ideas, pero por sobre todas las cosas ritmo y dinámica para fabricar el espacio ante un rival que tuvo una receta muy simple: achicar hacia atrás para salir al galope de contragolpe luego de cada recuperación.

Colón invirtió muy poco, pero se puso en ventaja gracias a un rebote que capturó Morelo y estuvo muy cerca de llevarse un premio demasiado grande. Y eso fue responsabilidad de Independiente. Los cambios le dieron algo de oxígeno al Rojo, aunque Pusineri tardó demasiado en realizarlos. Los futbolistas que tenían que encargarse de generar juego no aparecieron. Pablo Hernández, quien desde que se reanudó la competencia volvió a salir a la cancha luego de una larga inactividad como consecuencia de una rotura de ligamentos, demostró que aún no está apto desde el punto de vista físico para jugar muchos partidos de forma consecutiva. Domingo Blanco y Andrés Roa tampoco aparecieron. Ambos, junto a Hernández, ralentizaron demasiado el juego del equipo de Avellaneda.

A Independiente le costó hacerle llegar la pelota al Chino Romero en posiciones favorables. El delantero tuvo que salir del área ante la falta de abastecimiento. Los ingresos de Lucas González, Federico Martínez, Alan Soñora y Nicolás Messiniti le cambiaron la cara al Rojo, pero las variantes llegaron demasiado tarde. Independiente creció con esos ingresos que le dieron una dosis de frescura y así llegó al empate con un golazo de cabeza de Lucas Rodríguez tras un centro de Lucas González. En el afán por ir en búsqueda del triunfo, el conjunto de Pusineri se desordenó, dejó muchos espacios y estuvo a punto de quedarse con las manos vacías en la agonía del encuentro. Fue en ese momento cuando los guantes de Sosa aparecieron para taparle el penal a Olivera y rescatar al menos un punto.

Lo de Independiente fue preocupante. No se vio ambición, voracidad ni espíritu de rebeldía. Es cierto que el Rojo venía de jugar por la Sudamericana y que se advirtió cierto desgaste, pero el Rojo no puede permitirse otra actuación así. En definitiva, tardó 82 minutos en inquietar a un Colón que mostró muy poco fútbol. No contagió Independiente. No transmitió absolutamente nada. Y tiene que dar mucho más. Porque no se puede vivir prendiéndole velas al arquero en todos los partidos.

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