Necesario como el alcohol en gel

La pandemia trastocó al fútbol y en el Libertadores de América Olé lo vivió en carne propia: relatores fuera de las cabinas, sonido ambiente sin el aliento del hincha, conferencias virtuales aún estando en cancha... ¿Cuándo volverá el fútbol de antes?

Olé

Es mentira que se asemeja a un amistoso: ni siquiera hay cebadores ofreciendo algún que otro matecito ni hinchas infiltrados caminando por los escalones de la popular pispeando el trámite de juego. El Libertadores de América luce impecable aunque verlo tan inmaculado genera cierta melancolía. El fútbol, en definitiva, es otra cosa. Y adaptarse a la nueva normalidad no es otra cosa que obligarse a ver las cosas trastocadas, patas para arriba.


Es ir a una cancha y sentirse un privilegiado, aún cumpliendo una función periodística y siendo la envidia de cualquier fanático. Es ir a la casa de Independiente y ver un River-Central, todo muy normal. Es llegar al estadio, pasar los despoblados controles externos sin escabullirse por entremedio de las mareas de fanáticos y observar sólo caras conocidas: las de las y los restantes periodistas locales, no así los de Rosario, que tuvieron que seguir el juego desde sus respectivas bunker.

Es sentare solo en una cabina de transmisión -en la vieja normalidad había que ganarse la lotería para conseguir una, y más aún en jornadas lluviosas- mientras los relatores y comentaristas de radio son los que ahora están repartidos en las butacas de la cancha, a la intemperie. Es saludar a los colegas a través de un blindex con el barbijo puesto y lamentarse: tener conocimientos de lenguaje de señas hubiese sido un buen recurso en estos tiempos difíciles. Es controlar la fiebre por el fútbol porque si el termómetro digital marca de 37,4° te quedás afuera...

Es escuchar el golpeteo de la pelota, las indicaciones durante el partido, las carajeadas infaltables, pero a su vez tener muteado todo el entorno, acaso uno de los diferenciales que vuelven tan especial y a nuestro fútbol argentino. Es armar una conferencia de prensa post partido y aún estando en el lugar de los hechos acostumbrarse a que las preguntas se trasladen vía Whatsapp y que las lea otra persona...

Es, en definitiva, lo que hay. Y mal que nos pese, es la pandemia la que manda nuestros días por ahora, la que nos patea todo el tiempo en contra y la que nos mete miedo a cada paso, a cada desinfección de todo aquello que rocemos con los dedos. Habrá que encontrar la vacuna lo antes posible por el bien de todos, incluido el fútbol. Porque necesitamos el fútbol de antes, el de la pasión a flor de piel, tanto como hoy al acohol en gel...


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