Nacho se sube al tren

Madrid, As 
Nacho se resiste a conformarse con el rol de cuarto central y, a la mínima que ha podido, se ha subido al tren del Real Madrid en la que probablemente vaya a ser la etapa más exigente para los blancos, con un calendario infernal en lo que queda de año: diez partidos en 35 días antes de que finalice 2020. Ha necesitado la ausencia de dos de los cuatro centrales de la plantilla, pero el alcalaíno, fiel a su fama de hombre de equipo y cumplidor, aprovechó la oportunidad en Vila-real y se ganó el derecho a que Zidane confíe en él el miércoles, en San Siro ante el Inter de Milán.

La papeleta para Nacho era complicada, recién recuperado de una lesión muscular en el muslo derecho que sufrió durante el Clásico del Camp Nou (1-3) y que le obligó a abandonar el campo antes del descanso. Tras prácticamente un mes sin jugar, el canterano entraba en el once junto a Varane sin otra opción posible: Ramos está lesionado y tiene para al menos una semana más de baja y Militao anda pendiente de un nuevo test PCR que confirme que ha superado la COVID-19. La ausencia del capitán suele generar desconfianza en torno a la solvencia defensiva del Madrid, pero tanto Nacho como Varane conjuraron esos pensamientos en La Cerámica. Fueron varias las cosas que no funcionaron en el Madrid ante el Villarreal, pero la pareja de centrales no fue una de ellas.

En 90 minutos, Nacho fue el central que más se atrevió en la salida de balón (44 pases de 47 buenos; Varane, 34 de 38) y el que más se adentró en territorio enemigo (11 pases en campo rival; Varane, seis). Triplicó en duelos al francés (6 a 2) y también en aquellos en que salió vencedor (3 a 1). Y recuperó cuatro veces el balón, que sólo perdió cuando estaba en posesión del Madrid cinco veces, el segundo que menos entre los titulares blancos (el primero fue Varane, con cuatro).

Varane y Nacho brillaron

El resultado fue un Madrid muy apocado en ataque, con escasísimas opciones ofensivas y apenas un disparo a puerta, el gol de Mariano, pero que secó en buena medida el caudal atacante del Villarreal, uno de los cocos de este inicio de Liga, como prueba su tercera posición en la tabla. El Submarino Amarillo apenas remató una vez entre los palos, en el penalti que materializó Gerard para igualar la contienda. Zidane, que echó en falta creatividad y profundidad para dañar al rival, pudo irse al menos con la sensación de que Varane y Nacho pueden resolver la papeleta en San Siro.

El curso pasado Zidane le puso las cosas claras a Nacho, al calificar a Militao como "el tercer central" de la plantilla blanca. De facto, mandó al canterano al cuarto lugar de la fila, el que menos alimento recibe en forma de minutos. No hacía otra cosa Zidane que continuar con la línea que el club definió cuando pagó 50 millones de euros por Militao al Oporto, una apuesta de presente y futuro que, de momento, ha dejado resultados irregulares, alternando actuaciones espléndidas (San Mamés, el curso pasado, fue la mejor de todas) y otras muy cuestionables (ante el Betis antes del confinamientos, el Shakhtar...). Nacho, pieza importante de aquel Plan B que sustentó el título de Liga 2016-17 y también brillante en la final de Champions 2018 ante el Liverpool (en la que tuvo que salir por el lesionado Carvajal), aceptó la situación con naturalidad y sin alzar la voz.

"Apuesto por Zidane"

Y trabajando, pese a que el curso pasado sólo dispuso de 685 minutos, cifra muy marcada también por varias lesiones que le impidieron participar más. Con todo, dejó un buen cabezazo en Valladolid para dar los tres puntos a los blancos, tras lo cual demostró su talante de hombre de equipo: "Si tengo que apostar por alguien, apuesto por Zidane. Tengo su confianza, es lo más importante para mí", comentó Nacho en Pucela; celebró aquel gol abrazado al mismo técnico que semanas antes le había colocado cuarto en una carrera de cuatro participantes. 

En verano, exploró la posibilidad de marcharse a Italia, país donde siempre ha tenido gran cartel; en esta ocasión, Roma, Nápoles y Milán mostraron interés. Pero la lesión que sufrió Carvajal antes del cierre del mercado frenó esa opción y Nacho se quedó para pelear el puesto. Con contrato hasta junio de 2022 y a punto de cumplir 31 años, el alcalaíno se rebela contra los elementos y apunta a San Siro con la frente alta. 

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