Mourinho celebra su primer año en el Tottenham
e 42 posibles, estaba un Tottenham que había visto cómo se agotaba traumáticamente el proyecto de un Pochettino que es historia del club. Ahora, 365 días más tarde, el conjunto del norte de Londres marcha segundo, e, incluso, ha llegado a ser líder momentáneamente, algo que no pasaba desde 2014. Vuelve el optimismo y vuelve el mejor Mourinho justo antes del partido de este sábado contra el Manchester City en el que volverá a medirse a Guardiola.
Él, de hecho, lo necesitaba, y seguramente no podía identificarse más con otro club que con el Tottenham. Ambos llegaban con la credibilidad herida, con el juicio colectivo de que quizás sus mejores momentos ya habían pasado, y ambos parece que han sabido unir fuerzas para demostrar lo contrario. Desde que llegó ‘Mou’, por ejemplo, el equipo ha jugado 32 partidos de Premier League y ha sido capaz de sumar 56 puntos, es decir, 16 victorias, 8 empates y 8 derrotas. Por comparación, es prácticamente lo mismo que el Manchester United, un poco más que Arsenal y Chelsea e infinitamente menos que Manchester City (67 puntos) y sobre todo Liverpool (78 puntos).
Entre los grandes logros del portugués allí, que advertía el día de su presentación que iba a dormir “con el pijama del Tottenham puesto”, está el de llevar a cabo la renovación de la plantilla que no pudo hacer ‘Poche’ y la recuperación, anímica y deportiva, de un Harry Kane que corría el riesgo de frustrarse tras la lesión más importante de su vida hasta el momento y que llegó incluso a amenazar con irse.
Ahora, parece que podría tener entre ceja y ceja convertirse en el máximo goleador de la historia de los spurs, algo para lo que necesita 65 goles más, pero, con 27 años, tiene tiempo de sobra para conseguirlo. “Es un chico joven, claro que lo va a conseguir. Es solo cuestión de tiempo”, ha asegurado Mou en declaraciones para Sky Sports, donde también ha valorado el hecho de que dudasen de que podía sacar lo mejor de Kane. “Es algo que nunca me preocupó, sabía de la calidad del jugador y del estilo de juego que quería practicar. Tanto mi equipo como yo sabíamos que Harry no iba a tener ningún problema con nuestro estilo, por lo que nunca fue una preocupación”.