Lucas le da la razón a Zidane

Una nueva actuación formidable del gallego en San Siro le empondera ante el entrenador francés, que cuenta siempre con él. Acaba contrato este verano, como Sergio Ramos y Modric.

Agustín Martín
As
Con la soga rozándole el cuello, el Madrid regresaba a San Siro, uno de sus escenarios malditos. Hasta ahora había jugado 15 encuentros oficiales con sólo dos triunfos (en sendos amistosos ante Inter y Milán)… No jugaba allí desde mayo de 2016, cuando los blancos se midieron al Atlético de Madrid en la que era su segunda final de Champions en apenas tres años. Así, 1.642 días después, los blancos se la volvían a jugar en un triple salto sin red. Una derrota ante el Inter le haría peligrar el pase a los octavos de final. Seguiría dependiendo de sí mismo, pero era preferible no dejar los deberes para el último día.


Y como pasó hace cuatro años, 5 meses, y 25 días, los blancos encontraron rápidamente el botín: primero, con el penalti que Barella hizo sobre Nacho. Segundo, con la labor sorda que desplegó otro canterano: Lucas Vázquez. Si ante el Villarreal ya fue uno de los más destacados, ante el Inter volvió a demostrar que es algo más que el niño bonito de Zidane. Se ha ganado el respeto y el puesto de titular para cuando el entrenador francés lo considere oportuno. “Es un jugador importante para nosotros, para nuestra dinámica. Sale siempre y lo da todo (ayer fue el jugador que más. Siempre he valorado su esfuerzo en el campo. Estamos contentos con él. Es canterano y el Madrid lo tiene en el corazón. No creo que vaya a pasar (el perderlo: acaba contrato en el verano de 2021), veremos qué va a pasar…”, señaló ayer en la conferencia de prensa.

El trabajo de Lucas Vázquez, alineado para incordiar y ser incisivo ante Ashley Young en la banda derecha madridista consistió en ser el jugador con más kilómetros recorridos del equipo blanco (12,53 kilómetros: el segundo fue Kroos con 11,63km), cometió cuatro faltas (el Madrid hizo 10 en todo el encuentro), repartir 72 pases a sus compañeros (fue el cuarto madridista tras Kroos (129), Modric (102) y Carvajal (84), según datos de la UEFA), formar una especie de triángulo de las Bermudas con Carvajal y Modric (les dio 15 pases a cada uno), donde el Inter no encontraba espacios para atacar a Courtois. Uno de esos pases significó el segundo tanto blanco, obra de Rodrygo. Si se le quiere buscar un pero, éste estuvo en los 11 balones que perdió (recuperó cinco).

Pero como ante el Villarreal derrochó pundonor, sacrificio y trabajo. Le volvía a dar la razón a Zidane, al que se ganó una noche de mayo de 2016… en San Siro. Entonces, y con Ramos discutiendo con Gabi quién empezaba la tanda de penaltis que decidirían la final de la Champions, se acercó al resto de sus compañeros y espetó: “Quiero hacer algo grande”, como narró en su día Manuel Jabois en El País. Fue elegido el primer lanzador blanco. El gallego cogió el balón, hizo una serie de virguerías camino al punto fatídico, lo besó y lanzó a la izquierda de Oblak. Tras lograr el gol, se dirigió a los aficionados blancos que se agolpaban detrás de la portería, estiró su camiseta y empezó a dar golpes al escudo blanco. El rugido de la hinchada hizo el resto. Los blancos ganarían esa tanda y, por ende, la Undécima.

Ante el Inter, la misma portería donde empezó aquella tanda rechazó un disparo de Lucas. Salió repelido con fuerte virulencia del poste derecho desde la posición de Handanovic. Hubiese sido el segundo gol madridista. Y quizá, la tranquilidad hubiera sido mayor… pero Lucas no quiere reposo. Quiere seguir sumando esfuerzos, sudores y sacrificios por el equipo: significarán títulos para las vitrinas blancas. A Zidane ya no le tiene que convencer... Ya se lo ha ganado.

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