Le puede pasar a cualquiera

El Granada, obligado a jugar con solo 7 jugadores del primer equipo, pierde contra el líder Real en Anoeta. Acabó con alineación indebida por tener sólo 4 jugadores profesionales al final.

Roberto Ramajo
As
Se jugó el partido de la polémica del coronavirus. El partido que muchos dicen no debía haberse jugado. Lo ganó la Real Sociedad. 2-0. Con goles de Oyarzabal y Monreal. Lógico por otra parte, pensarán muchos, tal y como lo afrontaba el Granada. Tampoco se puede obviar el liderato solvente que los donostiarras consiguen con este triunfo en el parón de Liga, porque tiene un mérito tremendo, asaltando el dominio de los grandes en la parte más alta de la clasificación. Es una pena que este asunto empañe un poco las cinco victorias seguidas que ha cosechado en liga el equipo realista. O lo deje en un injusto segundo plano. Pero es bastante evidente que quizá el resultado, en este caso, sea lo menos relevante. Porque lo que le ha pasado al Granada le puede pasar a cualquier equipo, y sienta un precedente peligroso. Pero luego el equipo granadino le metió más madera al caso cometiendo alineación indebida en los últimos minutos, cuando quitó del campo de Jorge Molina, dejando a los nazaríes con cuatro jugadores cuando el mínimo permitido ahora en tiempos de Covid son 5. Deja a la Real en una situación aún más delicada, teniendo que estar en la tesitura de denunciar este hecho, lo que supone la derrota también en los despachos del Granada. Un partido que pintaba espectacular se quedó en un espectáculo bastante triste.


Es cierto que ha ocurrido algo que está firmado, aceptado por todos, dentro del protocolo del coronavirus que se aprobó antes del comienzo de la competición; pero luego estás sensibilidad de la compleja situación por la que pasa la sociedad, para que el Comité de Competición hubiera accedido al aplazamiento de los granadinos. Se lo denegaron alegando que tenía suficientes efectivos para afrontar el choque, la Real se limitó a acatar lo que dictaron los organismos, y el partido se jugó dentro de una extraña normalidad, una especie de metáfora de la normalidad anormal que rodea nuestras vidas. Con el Granada muy tocado, con solo siete jugadores del primer equipo y chavales del filial, algunos de los cuales ni habían debutado aún con el primer equipo, y sin porteros profesionales, tuvo que estrenarse el juvenil Ángel Jimenez. Y con la Real, injustamente en el ojo del huracán, porque muchos le achacan que no debió jugar, negarse o tirar el partido por la borda, por solidaridad con el Granada.

Lo que la Real hizo fue respetar al Granada. Lo hizo antes, solidarizándose con su situación y no echando más leña al árbol caído. Y lo hizo durante el partido, honrando la competición al jugar con dignidad, con profesionalidad, pero tampoco haciendo sangre. No sabemos en qué grado utilizó uno u otro argumento, pero lo cierto es que tampoco hizo su mejor partido. Es más, puede ser el más soso de todos los que ha jugado y ganado en estas últimas semanas casi perfectas que le llevan al liderato enceste parón. Pudo empezar perdiendo, incluso. Porque el Granada se reveló contra todo lo sufrido en las últimas horas y se adelantó en el marcador. Pero Del Cerro Grande anuló el gol por falta en el salto. Y después pitó penalti a favor de la Real. Oyarzabal volvió a ser infalible. Y Monreal amplió la diferencia antes del descanso. La Real ya era dueña del partido. Pero no apabullaba al Granada, como en otras jornadas hizo con otros rivales.

Hay que destacar también el gran nivel ofrecido por el Granada en circunstancias muy especiales. Sobre todo de su portero, Ángel Jimenez, que será lo mejor que va a sacar el equipo nazarí de esta situación. El meta juvenil granadino tuvo una puesta en escena de matrícula de honor. Paró todo lo que estuvo en su mano y hasta detuvo un penalti. Hay portero de futuro, con mucho presente. Porque lo que hizo no es nada fácil. Evitó una goleada escandalosa, que probablemente hubiera elevado ya el partido a la categoría de vergüenza. Mejor dejarlo así, aunque esta historia da la sensación de que no ha hecho más que empezar. El partido va a durar todavía bastantes días. Y no, no se hablará de otra exhibición de Silva, ni de la parada de Remiro al penalti de Luis Suárez, ni del liderato de la Real (aunque se eso se debería hablar largo y tendido)... se va a hablar de todo lo que le ha pasado al Granada. Hay mucha tela que cortar, porque esto le puede pasar a cualquier, y por el bien del Fútbol español, lo mejor que pueden hacer es juntarse y buscarle una solución cuanto antes.

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