HOLANDA 1 - ESPAÑA 1 / Empate de laboratorio

La Selección española fue de más a menos en el ensayo para los partidos ante Suiza y Alemania de la Nations League. Canales marcó y Ramos igualó a Buffon.

Héctor Martínez
As
Empate en Ámsterdam. Ni frío ni calor, dirá alguno; un saldo positivo, pensará quien tire de estadística pues hasta la fecha España había saldado todas sus visitas a Holanda con derrota. Lo cierto es que la Selección regaló una primera parte de altura en la que Canales, Koke y Morata nos hicieron ver el vaso mucho más lleno de lo que acostumbrábamos. También Éric García o Unai Simón. Quedémonos con esos detalles de lo que fue un empate de laboratorio con vistas al fútbol real que aguarda el sábado y el martes en la Nations League.

De inicio, Luis Enrique apostó por revolución sobre revolución, que para eso sirven los amistosos. Bastaba ver la portería y la defensa para darse cuenta de lo mucho que había agitado la coctelera el asturiano. Bien. Tenemos ganas de ver a todos en esa especie de casting a largo plazo, pues el próximo año nos espera una Eurocopa en la que no podemos fallar. Bellerín regresaba a la Selección cuatro años después e integró una línea defensiva en la que a priori sólo se atisbaba un titular, Gayà, quien pugna seriamente con Reguilón por hacerse con el patrimonio del lateral izquierdo. Su partidazo del pasado domingo ante el Real Madrid era sin lugar a duda la mejor de las credenciales para ganarse el puesto. Aunque eso abra la incógnita evidente: si juega el amistoso, ¿será que el sábado, ante Suiza, verá el partido desde el banquillo? El resto del once titular respondía a un patrón más lógico, con el acento rojiblanco que aportaban Koke, Rodri o Morata.

Holanda, sin embargo, lucía un once más parecido al de gala. Se nota que Frank de Boer no quiere desaprovechar oportunidades para ganarse al aficionado, ya que su etapa en la selección picaba hacia arriba con una derrota y dos empates en los tres partidos disputados. Sólo así se entiende que apostara por un centro del campo de garantías sobre el que sostener a un equipo sobrado de talento y juventud. Frenkie de Jong, que en la previa se quejaba de la saturación del calendario (“los amistosos con la selección holandesa no eran necesarios. No son partidos que den los puntos o algo para una clasificación”), volvía al césped sobre el que fue tan feliz. No quiero decir con ello que en el Camp Nou no lo sea, pero aún no hemos visto con la camiseta azulgrana al jugador que deslumbraba en el Ajax. Tiene toque, zancada y visión periscópica para ver lo que muchos no aciertan a ver, ni siquiera desde lo más alto de la grada o desde el sofá frente al televisor. Y esa capacidad, la de no ponerse nervioso cuando todo se acelera, es uno de los bienes más preciados que hay en el fútbol. Junto a él, De Boer alineó a dos pilares de la Oranje, Wijnaldum y Van de Beek.

El arranque de partido deparó una noticia positiva en España, la de su buena puesta en escena con el equipo presionando arriba, y una negativa para Holanda con la temprana lesión de Aké. El central del Manchester City se lastimó a los cuatro minutos y tuvo que ser sustituido por Blind. Y a este le correspondió la dura tarea de bailar con la más fea, Morata. El delantero de la Juventus volvía a la Selección un año después. A falta de nueves, Luis Enrique alineó dos. El bianconero, en posiciones centrales, mientras que Gerard Moreno caía escorado a la banda derecha. Morata era el referente, pero en continuo movimiento, bajando a recibir hacia el medio campo y descargando de inmediato a los extremos. Hizo daño con esas maniobras. Y en una de ellas resultó letal, pues su pase fue rematado a gol por Canales, que se estrenaba de ese modo en su faceta goleadora con La Roja. Era el premio al fútbol dinámico que en esos primeros veinte minutos había exhibido la Selección.

Holanda dio unos pasitos hacia adelante. Había que presionar la salida de balón española, pero los de Luis Enrique fueron fieles al libro de estilo. Unai Simón, que debutaba en la Selección, no rifaba un pase, cada ofensiva se gestaba con la cesión del meta del Athletic a Éric García o ïñigo Martínez, ambos pletóricos, que salían jugando pese a tener al rival oranje respirando en el cogote.

A la media hora, la suerte le fue esta vez esquiva a España. Gayà se lesionó tras chocar en un salto en el área con Hateboer. El lateral valencianista tuvo que dejar su lugar a Reguilón. Justo en la acción posterior Holanda reclamó un penalti por empujón de Bellerín. No había VAR como tampoco lo hay en la Nations League, que es algo así como volver a tener que darle a la manivela cuando nos habíamos acostumbrado al elevalunas eléctrico. Así que al árbitro, Davide Massa, le tocó la extraña tarea de… arbitrar. En realidad fue un salto sin más, una pugna como ha habido millones desde que el fútbol es fútbol. No pitó penalti. Jueguen…

De ahí al descanso, el partido siguió el mismo guion, con Canales como ingeniero a la hora de crear peligro en ataque. Era de entender que en la reanudación hubiera cambio de cromos pues para eso son los amistosos. Pero las urgencias eran holandesas, así que De Boer dio entrada de golpe a Dumfries, De Vrij, Klaassen y Stengs. Y el efecto fue inmediato pues en el primer ataque, un centro desde la izquierda de Wijndal fue rematado llegando desde segunda línea por Van de Beek. Un despiste, un gol en contra. Así de fácil y de duro para Luis Enrique, que se removía en el banquillo.

Pero reaccionó bien España, con dos remates consecutivos de Koke y Bellerín. De inmediato, relevo ofensivo de Luis Enrique, que dio entrada a Ferran, Olmo y Adama por Asensio, Morata y Gerard Moreno. En el 67' llegó el gran susto en un contraataque excelentemente guiado por la Oranje. El balón le quedó a Depay, quien desde el punto de penalti lo tuvo todo a su favor, pero su disparo raso a la cepa del poste fue despejado a córner por Unai en lo que fue el paradón del partido. De ahí al final, el debut de Marcos Llorente y poco más. Tan sólo el gesto para la historia al dar entrada Luis Enrique a Ramos (por Íñigo Martínez), que de ese modo alcanza a Gianluigi Buffon como jugador europeo con más partidos de selección: 176. Fue como soplar la vela en un cumpleaños que comenzó mucho más animado de lo que acabó.


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