Gerard Moreno alivia a Ramos

El del Villarreal marca en el 89' el empate para España en un partido en el que el capitán falló dos penaltis. La Roja se jugará el pase el martes con Alemania.

Héctor Martínez
As
Todo se decidirá en Sevilla. Era lógico pensar que esa iba a ser la estación de destino de la fase de grupos de la Nations League, con España y Alemania jugándose el pase a la Final Four en el último partido. Lo extraño es haber llegado hasta allí con tropiezos como el de Kiev o el de Basilea, que pudo ser de aúpa tras un partido en el que Ramos llegó a fallar dos penaltis. Afortunadamente lo arregló Gerard Moreno en el minuto 89, nueve después de haber entrado en el campo. Un respiro para una Selección que volvió a ser presa de su fútbol champán: buen descorche, efervescencia en los primeros minutos que suelen mover a la ilusión y… un final sin gas en el que el gol se convierte en algo así como una quimera. Ni con el falso nueve ni con el nueve real. El gol se esconde al fondo de la mina y hay que seguir bajando. Hasta allí llegó, cuando ya nadie lo esperaba, Gerard. La dolce vita en el Villarreal contagia incluso a La Roja.

Lo cierto es que no hay tiempo para lamentarse por no haber sumado los tres puntos porque Alemania asoma ya camino de La Cartuja. No se trata de una Alemania imperial a la que no se le pueda meter mano. No. Pero España no acaba de dar con la tecla y esa es nuestra principal preocupación. Lo de las rotaciones y el baile de titulares tampoco parece acompañar. En Basilea volvimos al jeroglífico de averiguar quién es el nueve. Ese es el misterio a resolver partido tras partido, pero esta noche lo fue más que nunca. Lo de Luis Enrique es como ir al mazo y repartir de nuevo las cartas. Morata cumplió en Ámsterdam, más que eso diría yo, pero ante Suiza fue suplente. Y Unai Simón, que destacó ante Holanda pero que parecía tener entonces la etiqueta de provisional al tratarse de un amistoso, volvió a estar bajo palos. En resumen: de los once que fueron titulares en el Johan Cruyff Arena, sólo repitió uno, precisamente el que menos papeletas parecía tener.

Y en esa España del trampantojo en la que los nueves no son nueves, los laterales también generan desconcierto en el rival. Sergi Roberto y Reguilón se sienten felices cuando vuelan hacia arriba. Lo hicieron de inicio, aunque fue Ferran Torres quien más daño provocó en la defensa suiza, ordenada en principio con tres centrales y dos carrileros. El del City ya había pisado el área rival un par de veces cuando apenas se llevaban disputados cinco minutos. Se movía tanto España, que sobre el campo parecía haber más de once futbolistas vestidos de blanco.

El único borrón llegó al filo del minuto veinte, cuando Fabián erró un pase atrás y a punto estuvo de aprovecharlo Shaquiri. Su disparo, en embargo, fue despejado a córner por Unai, quien hasta el momento estaba frío pues Suiza ni siquiera había amagado con golpear. A Petkovic se le veía serio en el banquillo y era normal. Ni siquiera el planteamiento con la conexión entre Shaquiri y Embolo, novedades respecto al partido disputado hace un mes en Madrid, surtía efecto. No les llegaba el balón, que era patrimonio del centro del campo español, ese al que Luis Enrique no duda en calificar como el mejor de Europa.

Pero un desajuste defensivo de España abrió las puertas de par en par a Suiza. Embolo aprovechó el desfiladero abierto en la banda derecha tras la alegría de Reguilón y llegó hasta línea de fondo. Su centro fue rematado a la primera, con un guante como pie izquierdo, por Freuler. El balón voló como un avión de papel hasta el ángulo derecho de la portería defendida por Unai. Nada pudo hacer el del Athletic. Sólo quedaba aplaudir… si hubiera habido aficionados para hacerlo en el St. Jakob-Park.

Ahí se tambaleó España, buscando aire. Le costó recuperarse porque no se acertaba en el pase y la fluidez inicial de los hombres de ataque se había perdido. Embolo dejaba la banda y se metía entre Pau Torres y Ramos, que batía con el partido de ayer (177) el récord de Buffon en partidos de selección. Suiza dio unos pasitos atrás, blindó al equipo diez metros más abajo dejando a Seferovic como un islote y a Shaquiri como la baza para administrar el balón en las pocas ocasiones en las que la selección helvética lo tenía. Al descanso se llegó con un zurdazo de Oyarzabal que despejó Sommer y un remate que se le fue alto a Ferran Torres. Y del descanso volvimos con un centro de Ferran y remate de Oyarzabal que acabó en otro córner. Cambio de campo, pero los mismos protagonistas en el intento de La Roja de meter una marcha más al partido.

Pero aún debíamos sufrir un poquito más antes de intentar escalar la montaña. Sucedió en el minuto 55 en una pifia de Unai Simón, que salió del área para tratar de ganarle la partida a Seferovic en un balón al hueco lanzado por Shaquiri. Pero calculó mal, el exdelantero de la Real Sociedad se quedó con el balón y remató con Unai fuera de lugar. Surgió entonces Ramos para salvar el gol bajo palos. Quién le diría al de Camas que dos minutos después tendría la oportunidad de redondear la faena al lanzar un penalti tras mano de Ricardo Rodriguez. Pero esta vez, la paradinha no engañó al portero y Sommer despejó a córner el lanzamiento del madridista. La racha de 25 penaltis seguidos sin fallo se rompía para Sergio. Había que seguir intentando escalar la montaña.

A esa expedición se sumó Morata, quien entró por Fabián en el minuto 57. Trató de repetir el patrón de Ámsterdam, ese bajar y moverse para abrir luego a los extremos, pero Suiza se mantenía firme atrás. Así que en el minuto 71 Luis Enrique dio un pasito más y dio entrada de golpe a Koke, Canales y Adama por Busquets, Olmo y Oyarzabal. Pero ni por esas. Akanji se mantenía firme en el centro de la defensa suiza y con el paso de los minutos España fue siendo presa de ese mal que consiste en centrar y centrar al área cuando las ideas fallan. Hasta que Morata hizo de Morata y forzó un penalti que, además, tuvo como propina la expulsión por doble amarilla de Elvedi. Minuto 79. De nuevo Ramos, de nuevo la paradinha, de nuevo Sommer esperando en la banqueta. Resultado: segundo penalti fallado por el capitán, que cerraba de ese modo una noche que parecía aciaga hasta que Gerard Moreno llegó al rescate. Entró en el 80' y firmó el 1-1 en el 89. Propició un empate que nos sigue obligando a ganar a Alemania para estar en la Final Four pero que nos permite afrontar el duelo con otra cara. Sevilla lo merece.

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