Francia prohíbe que se vendan productos no esenciales en hipermercados

Es una medida que tiene como objetivo evitar la competencia desleal con los pequeños comercios cerrados en el país por el confinamiento.

Rafa Aranda
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Si hay un país que está tomando medidas drásticas y duras para combatir la pandemia del coronavirus es Francia. Además del confinamiento aplicado por el presidente Emmanuel Macron, de un mes de duración y con la obligación de disponer de un certificado para poder salir de casa, el primer ministro, Jean Castex, ha anunciado la prohibición de la venta de productos no esenciales en hipermercados.

Como los comercios no esenciales y establecimientos con público fueron cerrados a partir del pasado viernes, el Gobierno francés ha decidido ser justo con los pequeños comercios y evitar en los hipermercados la venta de productos de este tipo para que no se produzca una competencia desleal.

A partir de este 3 de noviembre se aplicará la decisión adoptada, como consecuencia de una reunión mantenida con asociaciones de pequeños comerciantes y también de grandes superficies. De hecho, anteriormente ya se había prohibido que se vendieran libros en los hipermercados para no perjudicar precisamente a las pequeñas librerías. Por lo tanto, es ampliar aún más la restricción.

El razonamiento de Castex

“Por equidad”, ha explicado el primer ministro. Los pequeños comercios pedían abrir igual que los hipermercados y grandes superficies, pero era una demanda a la que Castex no podía acceder tan pronto. Así, lo único que ha podido hacer es prometer una revisión en dos semanas y pedir comprensión por la “situación dramática”.

La idea es que en ese plazo de dos semanas los contagios hayan decaído notablemente y así las políticas restrictivas vayan siendo menos duras de cara a una apertura progresiva. De hecho, a cambio ha prometido 20.000 millones de euros de ayudas como compensación por los daños ocasionados por el cierre obligatorio.

Sin embargo, esto no evita que las webs que venden por internet desde casa o desde una oficina sin abrir ninguna tienda física sean las grandes beneficiadas de cómo ha quedado el mercado, ya que ellos sí pueden seguir operando. De esta forma, la igualdad total es complicada de lograr.

Situación dramática en Francia

Aunque dolorosa, la medida responde a un intento de apaciguar y relajar el enfado entre los pequeños comerciantes, que sufrirán terribles pérdidas. Y no es solo que no puedan abrir, es que además la gente no puede salir tampoco de sus casas prácticamente, de forma que tampoco habrían podido acudir con frecuencia a estos establecimientos.

De hecho, se necesita un certificado para salir de casa, y solo en caso de ir a hacer la compra de alimentos o medicinas, para ir al médico, visitar o cuidar a alguna persona vulnerable, ir al colegio, o dar un paseo a un kilómetro del domicilio.

La situación que vive el país francés con un repunte importante de hospitalizaciones y fallecimientos ha obligado a Macron a tomar medidas desesperadas hasta, al menos, el 1 de diciembre, con opción a ser revisadas. Puede ser un ejemplo o un anticipo de lo que pueda ocurrir en países vecinos.

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