F1 | GP DE BAHRÉIN / Del susto al paseo de Hamilton con gran remontada de Sainz
El británico venció cómodo un táctico GP de Bahréin tras el accidente de Grosjean. Verstappen y Albon, en el podio. Sainz pasó del 15º al quinto final.
La victoria cómoda de Hamilton, que cruzó la meta en régimen de coche de seguridad, no explica el domingo de emociones a flor de piel, tensión y miedo en el desierto de Sakhir. Desde la salida: Kvyat tocó al Haas de Grosjean, que fue directo al guardarraíl con desenlace conocido. Milagro por parte del piloto con sus ángeles de la guarda: el mono ignífugo, el halo y los médicos de la FIA, que tardaron escasos segundos en llegar. Bandera roja, parón de tres cuartos de hora y todos a esperar con el susto en el cuerpo.
La segunda salida, también en la parrilla, desencadenó en otro incidente: Kvyat, otra vez, tuvo un contacto con el Racing Point de Stroll, rueda delantera izquierda contra trasera derecha, y el canadiense volcó. Más vistoso que peligroso y coche de seguridad. El ruso sería sancionado con diez segundos. No tuvo culpa en el primero, ligera en el segundo.
Delante se planteaba una carrera plácida para el heptacampeón, porque Bottas se borró otra vez: una pésima salida desde la segunda posición, más daños en el coche que le obligaron a pasar por boxes demasiado pronto, desencadenaron en una estrategia a tres paradas y el octavo final. Peligra el subcampeonato para él. Sólo Verstappen fue candidato a luchar por la victoria, contraponiendo los pit stop para inquietar a Hamilton, pero desde tan lejos nadie mete miedo. El británico estaba tan, tan solo, que nunca se palpó la alternativa.
Sainz remonta diez puestos
Por detrás, carrera de alternativas, adelantamientos y remontadas salpimentada por las dobles y triples paradas. El Mercedes iba solo, así que la realización se fue con el coche que más espectáculo dio en Bahréin: el McLaren de Carlos Sainz. Del 15º en parrilla al quinto final, sorteando rivales complicados, gestionando los neumáticos blandos mejor que nadie al inicio y conteniéndose al final, por varias razones. Pasó a dos coches en la primera salida, dos más en la segunda, y después se fajó contra Ricciardo, Ocon y Leclerc, todos en dos ocasiones. El problema es que su garaje retrasó la segunda parada y cuando se acercaba seriamente a Norris le tocó defenderse de Pérez y Albon, con la consiguiente pérdida de tiempo. Estaba a cuatro segundos del británico y salió a diez después del baile en el pit lane. Qué cosas.
El podio lo completó Albon, buen botín tras su feo choque con el Red Bull dos días antes, pero es justo decir que el tailandés se lo encontró: Checo Pérez lo tenía hecho cuando, a tres vueltas del final, su motor Mercedes dijo basta e inició una barbacoa que forzó la salida del safety car. Subió al cajón con Hamilton y Verstappen, aunque corrió, junto con los demás, en otra categoría.
Norris y Sainz, cuarto y quinto, dan aire a McLaren en la lucha por el tercer puesto, que es lo que realmente preocupa a Andreas Seidl y compañía, porque con el doble abandono de Racing Point y el dominio en la pista sobre los Renault (Ricciardo fue séptimo y Ocon noveno, separados por Bottas), la clasificación se aclara a falta de dos grandes premios en el exterior de Sakhir y Abu Dhabi. Esas serán las últimas carreras de Grosjean en la Fórmula 1 si el físico se lo permite. Porque la de este domingo no lo era, él mismo se encargó de demostrarlo.