El futbolista boliviano se aleja del mundo

Cada vez emigran menos. Bolivia es uno de los países que menos exporta jugadores. Tiene apenas 6 jugando en el exterior, la mayoría en segunda división

Jaime Galarza 

El Deber

Jugar en el exterior fue siempre el sueño de todo futbolista. Algunos lo consiguen, pero la mayoría no tienen esa suerte, aunque también hay quienes no saben aprovechar esa gran oportunidad que se les presenta.


Antes, ser ‘legionario’ en el fútbol era motivo de prestigio y orgullo, porque para un jugador de un país con un fútbol siempre débil, al que le costaba destacar en los escasos torneos internacionales que se disputaban, era muy difícil emigrar.

“Juega en el exterior”, se decía con admiración. El futbolista se convertía en un embajador en países vecinos o tierras lejanas, alguien que muchas veces ayudaba a ubicar en el mapa a un país desconocido por muchos.

La historia empezó con una especie de aventureros que viajaban con la premisa de estudiar y la esperanza de despuntar una pasión, jugar al fútbol. El paceño Eduardo Reyes Ortiz, ligado posteriormente a la historia de The Strongest, abrió las puertas a principios del siglo pasado, cuando emigró a Inglaterra en 1910. Luego regresó a América y militó en el fútbol chileno.

‘El Chato’ formó parte del grupo de estronguistas que se alistó para defender la soberanía del país en la Guerra del Chaco, que enfrentó a Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935, y participó en la Batalla de Cañada El Carmen, bautizada luego como Cañada Strongest, en homenaje a los atigrados que participaron en la contienda.

La primera transferencia oficial se realizó en 1944, cuando Atlanta de Buenos Aires requirió los servicios del golero orureño Vicente Arraya, del club The Strongest. ‘La Flecha Andina’ actuó en el fútbol argentino dos temporadas defendiendo el arco de Los Bohemios de Villa Crespo.

Hoy, en un mundo globalizado, es mucho más fácil militar en clubes de otros países por la apertura de los mercados. De China a la Argentina, los futbolistas van y vienen desde distintos continentes; sin embargo, la cantidad de bolivianos afuera es cada vez menor.

A muchos les fue bien, otros pasaron sin pena ni gloria por diferentes ligas de América, Asia y Europa.

La situación en la actualidad se presenta poco favorable y nada alentadora. Bolivia es uno de los países que menos jugadores exporta, de acuerdo con el informe mensual del Centro Internacional de Estudios Deportivos, CIES Football Observatory, publicado en el mes de mayo.

Apenas seis futbolistas bolivianos militan en el extranjero, cifra mínima en relación con otros países.Brasil encabeza la lista con 1.600 jugadores, le siguen Francia con 1.027, Argentina 972, Inglaterra 565, España 559, Serbia 521, Alemania 480, Colombia 467, Croacia 446 y Nigeria 399.

De los sudamericanos, Colombia se ubica detrás de Brasil y Argentina con 467, Uruguay 383, Paraguay 161, Venezuela 113, Chile 89, Ecuador 62 y Perú 43.

Bolivia solo tiene a Alejandro Chumacero (Puebla, México), John García (Huachipato, Chile), Marcelo Martins (Cruzeiro, Brasil), Henry Vaca (Goianiense, Brasil), Danny Bejarano (Lamia, Grecia) y Pablo Pedraza (Barrenechea, Chile). Uno en Europa y el resto en América, tres de ellos en equipos de segunda división.

En esta lista no se incluye a aquellos futbolistas que se criaron en el exterior o que nacieron fuera del país o que adoptaron la ciudadanía por sus padres, como en el caso de Boris Céspedes y Jaume Cuéllar.

El último en emigrar fue Henry Vaca, quien tras tener un par de pasos fugaces por el fútbol chileno y peruano fue contratado a principios de temporada por el Atlético Goianiense. El atacante cruceño no se adaptó a la disciplina del club brasileño y está a punto de regresar.

Pocos bolivianos logran tener continuidad y estabilidad cuando salen al exterior. En la actualidad, el más destacado es Danny Bejarano, que sobresale en su segunda etapa en el fútbol griego.

Tomando en cuenta las experiencias de muchos de los que tuvieron la suerte de emigrar, el secreto del éxito está en la capacidad de adaptación, la perseverancia, el sacrificio, el compromiso, la madurez, el talento y la capacidad para aprovechar las oportunidades.

La conquista de América

Argentina, Colombia y Chile fueron países que acogieron a muchos jugadores bolivianos en diferentes épocas.


Después de la experiencia de Vicente Arraya en Atlanta, fue el turno de Víctor Agustín Ugarte en San Lorenzo de Almagro, y Once Caldas de Colombia, después.


En los años sesenta, Ramiro Blacut y Wilfredo Camacho jugaron en Ferrocarril Oeste, que emigrarían a Alemania y Colombia.


En los setenta, Carlos Aragonés se destacó en Central Norte y Juventud Antoniana de Salta. Luego fue el turno de Erwin Romero, Milton Melgar, Ramiro Castillo y compañía.


‘Chichi’ Romero convirtió uno de los mejores goles del Torneo Nacional 1980 para Quilmes y es recordado aún hoy por su categoría pese a estar solo un año.


Lo de Melgar y Castillo merece un párrafo aparte. Ambos triunfaron en el exigente fútbol rioplatense.


Melgar fue figura en Boca Juniors y luego se dio el lujo de pasar directamente a River Plate. Acabó en Chile destacando en Everton y Cobreloa.


‘Chocolatín’ militó en cinco equipos argentinos, sobresalió en Argentinos Juniors, Rosario Central y River Plate. Luego se fue al Everton de Chile.


Ronald Raldes hizo lo suyo en Rosario Central y Colón de Santa Fe. Después iría a México.


Marco Etcheverry hizo historia en Estados Unidos junto a Jaime Moreno, y también dejó un gran recuerdo en Chile, Ecuador y Colombia.


Lo propio ocurrió con Julio César Baldivieso en Argentina, Chile y Ecuador; y José Carlo Fernández en Chile, Colombia, Perú, Venezuela y México. Marcelo Martins destacó en Brasil, Limberg Gutiérrez en Uruguay; Luis Héctor Cristaldo y Lorgio Álvarez en Paraguay; Diego Cabrera en Colombia; y Joaquín Botero en México.

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