¿Dudas sobre los cubrebocas? Esto es lo que saben los científicos
La investigación acumulada puede ser imperfecta y aún está evolucionando, pero la conclusión es simple. Ahora mismo, las máscaras son necesarias para frenar la pandemia
Durante los últimos meses, el uso del cubrebocas se ha convertido en un asunto particularmente divisorio (y partidista). Sin embargo, frente a un aumento de casos, 40 estados, que incluyen a algunos que en fechas recientes han estado indecisos, como Iowa y Dakota del Norte, ahora han decretado el uso de cubrebocas.
Entre los especialistas en salud pública, existe una aprobación casi unánime de las disposiciones sobre el uso universal de cubrebocas para defender del virus a la población y frenar la pandemia.
“Cuantas más personas usen cubrebocas, más protegida está la comunidad y, por lo tanto, más personas nos beneficiamos como individuos”, señaló John Brooks, director general médico del programa de prevención del COVID-19 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos. “Es como un efecto de grupo”.
“Si no nos ayuda a impedir los cierres que se están dando, seguramente sí puede ayudarnos a reducir este pico y mantenerlo bajo posteriormente”, comentó Brooks.
Otros especialistas tuvieron la precaución de señalar que los cubrebocas no actúan por sí solos. “Para controlar la propagación del COVID-19 y proteger a la población se requiere una estrategia de varios niveles”, afirmó John Volckens, ingeniero en salud pública de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins.
En agosto, Volckens organizó un taller para las Academias Nacionales de Ciencias, de Ingeniería y de Medicina sobre maneras de evitar la transmisión del virus por la vía aérea. “Los cubrebocas son una parte fundamental de esa propuesta”, afirmó. “En definitiva, ese es el consenso entre los científicos”.
Así que, ¿cuáles son las evidencias que alientan el uso de cubrebocas? ¿Y qué sabemos del estudio de los daneses que puso en duda que los cubrebocas protegieran a quienes los portaban? Les pedimos a especialistas que opinaran sobre los últimos hallazgos.
Hay de cubrebocas a cubrebocas.
El término cubrebocas se refiere a cualquier tipo de protección que cubre el rostro, pero su eficacia depende en gran parte del modelo. El criterio de referencia es el N95, el cual, como su nombre lo indica, es capaz de detener el 95 por ciento de las partículas nocivas que podría inspirar o espirar la persona que lo usa. Los cubrebocas quirúrgicos también son muy eficaces para filtrar estas partículas.
No obstante, los expertos afirman que solo los trabajadores sanitarios requieren esa protección de referencia. Los médicos y las enfermeras trabajan muy cerca de los pacientes infectados durante periodos prolongados, lo cual aumenta de manera considerable el riesgo de que se contagien de coronavirus, señaló Brooks.
Por otro lado, la persona promedio está expuesta a cargas mucho menores del virus y de manera menos frecuente, así que quizá esté protegida con una mascarilla de tela bien elaborada, comentó Brooks. En algunos casos, unas buenas mascarillas de tela que cuenten con varias capas que puedan retener las partículas del virus —las más gruesas por lo general son resistentes a la luz— son tan eficaces como los cubrebocas quirúrgicos.
Además, las mascarillas de tela son reciclables y duraderas, y conservan su eficacia incluso después de varias lavadas. Los N95 y los quirúrgicos casi siempre se usan una sola vez y “se van a la basura”, comentó Brooks.
Los cubrebocas evitan que las personas infectadas propaguen el virus.
Es indiscutible que los cubrebocas N95 y los quirúrgicos evitan que los patógenos infecten a otras personas, una de las razones por las que los médicos casi siempre han usado cubrebocas quirúrgicos para proteger a sus pacientes.
Existen cada vez más pruebas de que también las mascarillas de tela detienen los virus que exhala una persona infectada cuando respira, habla, canta o grita y que eso controla la propagación desde el origen.
Este hallazgo se volvió especialmente importante cuando los científicos supieron que las personas que ni siquiera tienen síntomas podrían transmitir el virus. Más del 50 por ciento de los contagios podrían ser provocados por personas asintomáticas.
Volckens señaló que además de los estudios epidemiológicos que demuestran que el uso de los cubrebocas es extendido en países que han controlado de manera exitosa el virus, se ha demostrado que las medidas de usar cubrebocas reducen considerablemente el virus en los estados estadounidenses y los centros de atención médica.
Los cubrebocas protegen a quienes los usan, aunque todavía no se sabe con cuánta efectividad.
En muchos estudios se ha demostrado que todos los tipos de cubrebocas brindan cierto nivel de protección. Pero aún no se sabe con precisión cuánta protección ofrecen.
“La protección no es del cien por ciento para quienes los usan”, comentó Leana Wen, excomisionada adjunta de salud de Baltimore, acerca de las mascarillas de tela. “Por esa misma razón es tan importante el uso universal del cubrebocas, porque necesitamos que lo porten las personas infectadas”.
Se cree que, en este sentido, los cubrebocas N95 son los más eficaces, seguidos de los quirúrgicos. Pero son escasas las evidencias sobre las ventajas de las mascarillas de tela.
“No ha habido estudios adecuados sobre la protección para el usuario”, afirmó Linsey Marr, especialista en la transmisión de los virus por vía aérea del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia. Añadió que, sin embargo, la mayoría de los investigadores cree que las mascarillas de tela ofrecen al menos cierta protección.
Es más difícil evaluar los cubrebocas que los medicamentos o las vacunas.
Los detractores de las reglas de usar cubrebocas han exigido durante mucho tiempo un ensayo clínico aleatorio que determine su eficacia. Pero aunque estos ensayos son obligatorios en el caso de los medicamentos y las vacunas, no son ideales para evaluar comportamientos que están sujetos a lo que las personas relatan, comentaron los expertos.
Es especialmente difícil evaluar el beneficio que un cubrebocas plantea para el usuario porque “tenemos que poder medir lo que hay detrás del cubrebocas y lo que llega a la boca a través de él”, señaló Marr.
Un estudio danés publicado el miércoles consistió en un ensayo clínico aleatorio que evaluó si el cubrebocas protegió a los usuarios. No encontró ningún efecto estadístico significativo. Pero, según los expertos, el estudio tiene limitaciones importantes: se llevó a cabo cuando la transmisión comunitaria en Dinamarca era baja y su uso estaba lejos de ser reglamentario.
“No alcanzó un efecto a nivel comunitario”, afirmó Volckens.
La cifra de participantes en el estudio era pequeña y solo la mitad de los sujetos que usaban cubrebocas informaron que lo hacían tan rigurosamente como se recomendaba. Incluso quienes los portaban con regularidad no los llevaban en restaurantes, bares, gimnasios ni en su casa, los lugares donde tiende a haber más contagios en una comunidad, señaló Marr.
“Es difícil llevar a cabo estos estudios en la vida real”, mencionó.
Las recomendaciones sobre el uso de los cubrebocas han cambiado con el tiempo. Así es cómo funciona la ciencia.
Se ha criticado a los CDC por sus cambios radicales con respecto a los cubrebocas desde el inicio de la pandemia, cuando alentaban a usarlos solo a las personas sintomáticas. Este organismo no recomendó el uso universal de mascarillas sino hasta abril. (La Organización Mundial de la Salud tardó incluso más tiempo y emitió su aprobación en julio).
Marr afirmó que el organismo no quiso recomendar el uso de mascarillas al principio porque le preocupaba el desabasto de los cubrebocas de alta calidad que necesitaban los trabajadores sanitarios. “Creo que tardó tiempo en darse cuenta de que los objetivos son diferentes en los centros de atención médica y en la comunidad”, comentó.
Pero los CDC de inmediato recomendaron el uso de cubrebocas cuando fue evidente que era considerable la transmisión por personas asintomáticas, señaló Brooks: “La ciencia cambia. También nosotros y, asimismo, nuestras recomendaciones”.
De igual manera, al principio, el organismo recomendó el uso de cubrebocas solo para proteger a quienes estaban cerca de alguna persona infectada porque “ahí teníamos los primeros datos bien definidos”. Ahora existen pruebas suficientes para decir que los cubrebocas también benefician a quienes los portan.
“Nuestras directrices no han cambiado: recomendamos que todos usen cubrebocas”, afirmó. “Lo que ha cambiado es que ahora podemos dar un motivo, un motivo personal que incentive a la población”.
Los cubrebocas por sí solos no son suficientes para detener la propagación.
Todos los especialistas subrayaron que el uso de cubrebocas es solo una herramienta que puede disminuir la pandemia. La distancia social, la ventilación y el lavado de manos también son importantes.
“Ninguna de estas medidas tiene el cien por ciento de eficacia por sí misma”, comentó Marr. “Pero cuando las usamos juntas, podemos reducir mucho el riesgo de contagio”.
Puesto que todos los estados del país intentan evitar los confinamientos, el uso de mascarillas también es, o debería ser, la estrategia más sencilla que puede adoptar la comunidad, comentó Brooks: “Estamos convencidos de que las disposiciones del uso universal de cubrebocas pueden ayudar a evitar los cierres de actividades”.