Un Barça contra los elementos
Otra obra de arte de Ansu Fati encarrila el triunfo culé pese a jugar 50 minutos con diez por roja a Lenglet. Olaza (autogol) y Sergi Roberto sentenciaron.
Ronald Koeman no engaña. Va con sus ideas hasta el final. El holandés tiene muy claro quienes son sus titulares y repitió equipo en Balaídos, un estadio donde el Barça lleva mucho tiempo sufriendo. Esta vez, no fue diferente, porque apareció Del Cerro Grande para subirle un palmo el listón al equipo blaugrana que se había adelantado en otra delicia de Ansu Fati, que ha decidido que no hay puerta que se le resista.
El partido fue uno en igualdad y otro a partir de que el colegiado expulsó a Lenglet por dos amarillas que los barcelonistas juzgaron excesivamente rigurosas. Venían calientes los catalanes desde que en el minuto 35 el árbitro sacara rápidamente la roja para expulsar a Piqué por derribar a Denis mientras el asistente le indicaba desde la banda que el gallego había arrancado en fuera de juego. Rectificó con presteza el colegiado, pero dejó en los jugadores del Barça un aire de sospecha que con la segunda amarilla a Lenglet puso el partido en carne viva.
Hasta ese momento, el Barcelona se había mostrado como un equipo disciplinado, dinámico y que se sentía más cómodo sin la pelorta que con ella. La actitud de los de Koeman para recuperar el balón era encomiable. En cambio, a la hora de salir con la pelota o finalizar las jugadas el panorama se oscurecía.
Únicamente Ansu Fati, un jugador dotado de una capacidad de resolución fuera de lo común iluminaba al equipo blaugrana. Su tanto a los 11 minutos de partido fue una nueva exhibición de talento al finalizar una jugada con un recurso, el chut con el exterior, que hubiera firmado el propio Romario.
Pero el Barça no logró sacar rédito de esa ventaja y el Celta se desplegó en el campo blaugrana. Sin crear ocasiones claras, pero forzando una sensación de falta de control que llegó al clímax con la expulsión de Lenglet antes del descanso.
En la reanudación, con Araújo, que salió al campo por un Griezmann de nuevo intrascendente, como pareja de Piqué, al Barça parecía que le tocaba lo de siempre en Balaídos: sufrir.
Pero fue entonces, en inferioridad, bajo la lluvia y con un viento que añadía dificultad a cada jugada cuando los barcelonistas sacaron su mejor versión. El Barça apretó los dientes. A los seis minutos, Baeza embocó en su portería un centro de Messi que Ansu esperaba para rematar tras una enorme arrancada del argentino.
Poco después, el propio Messi volvió a marcar, pero su tanto fue anulado por un fuera de juego de esos de centímetros. El Barça trataba de no perder su sitio en el campo, pero la inferioridad empezaba a pesar. Baeza, obstaculizado por Sergi Roberto, envió un balón al larguero tras un mal rechace de Neto, lo que llevó a Koeman a oxigenar al equipo dando entrada a Trincao y Pedri mientras que Òscar ponía toda la carne en el asador. Pero esta vez el Barça supo sufrir y defender un triunfo contra los elementos que culminó Sergi Roberto marcando el tercero en el descuento.