Triunfazo agónico del Granate con un Sand letal
En un partido cambiante y vibrante, Lanús se impuso al Sao Paulo por 3-2 con dos goles del eterno Sand y otro de Quignon y se ilusiona con lograr el pase a octavos de final de la Sudamericana. La revancha en Brasil será el próximo miércoles.
OléLo de José Sand ya es memorable. Y el término no resulta exagerado. Cada partido que pasa, el delantero certifica aún más su cualidad de prócer en Lanús. Volver después de 226 días sin disputar partidos oficiales, con 40 años de edad y ante un rival de la magnitud del Sao Paulo no es una faena sencilla para nadie. El atacante la rompió. Porque convirtió dos goles cuando el Granate caía por 1-0 y el sueño de la Copa Sudamericana parecía estar al borde del colapso. Porque apareció para rescatar a su equipo en los momentos en los que peor la estaba pasando. Porque los años no le pesan. Porque no sólo demostró que su olfato se mantiene tan intacto como su jerarquía, sino que también tuvo sacrificio para correr como un juvenil, ejercer presión sobre la salida del rival y forzar errores. La tarea de Sand fue impecable de principio a fin. Y se empeñó en demostrar que, al igual que lo vinos, cuanto más añejo parece ser mejor.
El partido, por supuesto, no se resumió a la brillante actuación del delantero, cuyo presencia fundamental para torcer el desarrollo. Lanús manejó la pelota en el primer tiempo, pero no supo qué hacer con ella. Sus creadores cayeron en el embudo defensivo al que los llevó un Sao Paulo que se paró con un 4-4-2 para achicar espacios hacia atrás. El visitante procuró aprovechar la velocidad de Brenner ante una defensa compuesta por centrales lentos y que jugó adelantada. Con esa receta, los brasileños capitalizaron la única situación de gol que tuvieron en la primera etapa y lograron irse al descanso en ventaja. En el complemento, al conjunto Paulista se envalentonó, se paró más arriba y tuvo oportunidades para lastimar, pero cometió algo que en el fútbol es un pecado capital: perdonó.
En una exhibición de temperamento y jerarquía, Sand lo dio vuelta. Brenner, a quien también le anularon un gol por un offside dificil de determinar a simple vista, gritó lo que parecía ser un empate agónico en un final de película. Pero Quigon tuvo la última palabra con un cabezazo. El miércoles habrá revancha en Brasil. Y puede pasar cualquier cosa.