ROLAND GARROS Djokovic, invencible*, se mete en semifinales por décima vez
Djokovic aguantó la insistente presión de Carreño, primer jugador que le gana un set en esta edición de Roland Garros, y jugará contra Tsitsipas su 10ª semifinal del torneo.
El primer set lo jugó Djokovic con un lenguaje corporal que denotaba malestar. Se retorció, trato de calentar el brazo izquierdo en el que recibió tratamiento exprés de fisioterapia dos veces. Sacó mal (sólo un 40% de primeros dentro) y se le vio vulnerable. Carreño estuvo atento a estos síntomas y los aprovechó. Fue el primero en lograr un quiebre, aunque la ventaja se le escapó después por culpa de dos dobles faltas. Djokovic las cometió también y eso le dio ocasión al asturiano de ponerse con 5-4 y servir para apuntarse el parcial. Lo hizo. Por primera vez en el torneo, el balcánico perdía una manga. Mérito de Carreño con la colaboración de un excesivamente taciturno Djokovic.
Como en otras muchas ocasiones (véase la final del pasado Abierto de Australia), el ganador de 17 Grand Slams resurgió de sus cenizas, y tras levantar dos bolas de break en el tercer juego del segundo set, tomó ventaja, volvió a salvar otra situación delicada y logró la doble rotura para poner el 6-2 y la igualada en el global del encuentro.
A grito pelado, Nole salvó los muebles en el inicio del tercer parcial y trató de intimidar a Carreño. La tensión subió y en ese ambiente, el serbio es el rey. En un momento colocó un 3-0 que alteró el ánimo del bueno de Pablo, enfadado consigo mismo. Demasiadas oportunidades perdidas ante un superclase. Fueron los mejores momentos de tenis del número uno del mundo hasta ese momento. Sin embargo, su oponente recuperó la fe y se quitó el miedo de encima para nivelar la manga con otro quiebre. Había partido. “Ahora le has dao”, se dijo el español tras pegar un derechazo que no pudo controlar su rival. “Así, Pablo, así”, se animó de nuevo antes de meter un saque directo. Ese era el camino ante un Djokovic que para entonces ya parecía carburar a un más alto rendimiento. Tuvo cerca el 4-3 al resto y se le escapó. Mala suerte para el enorme mérito de presionar casi cada saque de un Djokovic ya en modo máquina. Y ante un monstruo como ese, los errores se pagan. Con un ace, el de Belgrado cerró el set y se puso por delante.
Novak se quitó el tape de la espalda, pero no se desató del todo. Carreño le frenó armado con su revés paralelo estético y efectivo. Las continuas dejadas que recibió desde el otro lado de la pista le dañaron. El tercer juego de la cuarta manga fue una muestra fantástica de que la pelea era de tú a tú. Así siguió el encuentro hasta que Pablo tiró donde no tocaba una contradejada y Djokovic, que juraba todo el rato en serbocroata, se colocó con 4-3 y saque. Sufrió mucho para mantenerlo, tuvo que recurrir a su furia. Nadie se rendía. Aunque al final pesó la historia y el ranking. “Tuve que tener mucha paciencia, porque Pablo es muy buen jugador y comete muy pocos errores. Empecé mal, con poco movimiento, pero luego cogí ritmo y confianza. En la fase importante mantuve la concentración”, explicó el ganador, que mostró ciertas debilidades de las que tendrán que tomar nota sus próximos rivales.