"Red Bull puede topar con el veto de Ferrari en sus planes para el motor 2022"
Red Bull ha hecho pública sus intenciones para seguir en la F1 con un motor propio, es decir, el actual Honda, una vez que acabe el periplo de la marca japonesa a finales de 2021. En teoría es posible, pues se quedaría con la tecnología cedida, pero no podrían evolucionarla en casi ningún aspecto importante, pues no contarían con fábrica propia para introducir modificaciones gruesas.
La solución que plantean es congelar los motores por completo a partir de 2021 y poder competir así en igualdad. Sería un mensaje con aire de ultimátum, 'O aceptáis las condiciones o dejamos a la F1 sin dos equipos importantes', parece ser el planteamiento de la casa austriaca, donde Dieter Mateschitz espera acontecimientos para decidir si siguen con su programa en el Gran Circo, aunque su intención ahora es la de seguir, según reveló Helmut Marko.
Sólo hay un problema, que no es menor. Se trata de la normativa de motores prevista, que contempla la introducción de un 30% de biocombustible en 2022 y del 100% en 2023, en una transformación ecológica que no es ajena a la que se sigue en la Unión Europea y que tiene a Jean Todt, presidente de la FIA, como especial defensor. A Red Bull, una vez recoja los trastos de Honda, no le sería posible hacer esas modificaciones, si no realiza una inversión millonaria y contrata "a nivel de personal e instalaciones", según reconoció Marko en Nurburgring la semana pasada.
La solución que plantean es dejar ese cambio, como los motores, congelados por completo hasta 2026, cuando llegarán unos nuevos supuestamente más sencillos, para incentivar la entrada de otros fabricantes de motores, como podría ser el Grupo Volkswagen, a través de la emblemática Porsche, u otros nombres históricos como Bentley, Bugatti o Lamborghini, como opciones publicitarias de sonoridad innegable.
"La maldita unanimidad de esta F1 es lo que no nos deja progresar", se quejaba Marko recientemente sobre la necesidad de un voto de todos los fabricantes para una decisión del calado que pretenden. Y aquí es donde topan con el derecho a veto de Ferrari, que sigue en vigor en el nuevo Pacto de la Concordia, como el propio Mattia Binotto se encargó de dejar claro tras la firma hace dos meses.
Y Ferrari, tras el ajuste de su propulsor obligada, después la investigación de la FIA a finales de 2019, está por detrás ahora, por lo que no quieren oír hablar de cambiar los planes, con la introducción de novedades que pueden ponerlos de nuevo a la cabeza. Es más, en la polémica sentencia del acuerdo secreto entre la FIA y Ferrari, que fue el castigo aplicado, una actualización de los sistemas de alimentación de combustible y lubricante, que les ha quitado más de 60CV, se contenía este asunto.
Ayudar a la FIA para lograr motores sostenibles
"La FIA y la Ferrari han acordado una serie de compromisos técnicos que mejorarán la supervisión de todas las Unidades de Potencia de Fórmula 1 para las próximas temporadas, y ayudarán a la FIA en otras tareas regulatorias en la Fórmula 1 y en sus actividades de investigación sobre emisiones de carbono y combustibles sostenibles". Acababa el texto a principios de marzo. No es probable que en Maranello acepten ahora como si nada el que se congelen las actualizaciones de combustible previstas, donde ellos podrían mejorar, sólo para facilitarle la vida a Red Bull.
El próximo 26 de octubre, tras el Gran Premio en Portimao, habrá una reunión para acordar este futuro. Allí se sabrá si Red Bull logra ir adelante o se tiene que conformar con comprarle de nuevo motores a Reanult o a Ferrari, pues Mercedes ya ha señalado qu,e con cuatro equipos como clientes, no tiene capacidad para proporcionarle motores. O eso, o dejar la F1.