Llorente, desencadenado

El '14' volvió a ser determinante en la delantera con un golazo para abrir el marcador contra el Betis. Es el jugador que ha participado en más goles del Atlético en 2020.

Sergio Picos
As
El 11 de marzo de 2020 quedó grabado como un partido histórico en el Atlético. En esa victoria en Anfield, con remontada épica en la prórroga ante el Liverpool, la carrera de su protagonista cambió por completo como pocas veces se había visto anteriormente. Un Marcos Llorente que había llegado al club siete meses antes desde el Real Madrid, máximo rival, como sustituto de Rodrigo en el centro del campo y que hoy por hoy es un futbolista capital en la delantera. 

El nuevo '14' comenzaba el curso pasado con el reto de hacerse con un puesto de titular en el pivote, peleando por minutos con Thomas y Saúl. Sin embargo, los inicios de Llorente no habían sido fáciles, con pocas oportunidades y un rendimiento alejado del esperado. Hasta que Simeone fue comenzando a moldear una nueva posición para él, con menor responsabilidad con balón y más llegada al área rival aprovechando su potencia física. Y si ante el Valencia un mes antes había conseguido su primer gol como rojiblanco partiendo ya desde la banda derecha (14-02-2020), contra el Liverpool explotó todo su potencial por primera vez. 

Un doblete tan inesperado como mágico para echar al por entonces vigente campeón de la Champions con dos derechazos desde fuera del área, a lo que añadía la asistencia a Morata para dar la puntilla en el 2-3. Una faceta hasta entonces desconocida de Llorente, que en sus cuatro temporadas anteriores en Primera entre Real Madrid y Alavés había marcado dos goles, y con la que veía la recompensa a su trabajo en forma de acierto ante la puerta rival. Desde entonces, y a pesar del parón en la competición por la crisis sanitaria del coronavirus (durante el cual fue perfeccionando sus movimientos arriba en solitario), el madrileño se ha convertido en un vendaval en el ataque colchonero.

El atlético más participativo de 2020

Contra el Betis, Llorente regresó a la delantera aprovechando el descanso inicial de João Félix y rompió las tablas con un auténtico golazo. Corrían prácticamente 20 segundos de la segunda mitad cuando recibió de Hermoso, se tiró el autopase por la banda en el costado izquierdo y buscó la portería cuando todos, incluido Bravo, pensaban que centraría. Una genialidad de un futbolista que cada vez muestra más registros ofensivos. 

Su tanto ante los verdiblancos es el séptimo que consigue en el año 2020 y el segundo en lo que marcha de temporada tras el anotado ante el Granada en la primera jornada. Siete goles (Valencia, Liverpool x2, Osasuna, Getafe, Granada y Betis) a los que une cinco asistencias (Liverpool, Osasuna x2, Alavés y Granada) más un penalti provocado contra el Mallorca que le convierten en el futbolista con mayor participación directa en goles del Atlético en el año natural. 

Todo ello coincidente con un cambio de posición que le ha sentado de maravilla (11 de sus 12 apariciones en goles se han producido desde Anfield). Ahora, como banda derecha o segundo delantero, puede aprovechar todos sus registros ofensivos, que le han hecho pasar de un pivote que abarcaba mucho campo, pero tenía dificultades en la salida, a un llegador con una potencia, velocidad y un disparo completamente determinante. 

Llorente se sabe importante en el Atlético y a sus 25 años sigue añadiendo detalles y puliendo defectos en su juego mientras sigue adaptándose a esas posiciones de ataque. Un jugador que siempre aporta cuando sale desde el banquillo, apareciendo como alternativa para cambiar el guion de los partidos, pero que también destapa su desequilibrio partiendo en el once titular. Con una jugada ya patentada como firma personal, cayendo a banda derecha, marchándose por potencia y poniendo el centro raso al punto de penalti, Llorente ha sido una de las grandes noticias del Atlético en el año 2020. Un jugador que llegó por 35 millones como un refuerzo para el medio y que se ha acabado destapando como la gran solución para el ataque rojiblanco. Lo mejor, que no se vislumbra su techo. 

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