La trama detrás de la pelea por el River Camp

Las idas y vueltas por la habilitación del predio esconden una puja política compleja, que será la que realmente defina entre el martes y el miércoles la sede en la que River será local en la Copa de la LPF. La rosca, a full...

Olé

Argentina es como el cero. Así como cualquier número multiplicado por cero da igual a cero, cualquier asunto multiplicado por Argentina da como resultado Argentina. Más en el fútbol, una experiencia medular de la argentinidad. Si un dirigente de un club pide un café con leche en una reunión del CE de AFA algunos estarán a favor y otros en contra. Alguno protestará porque a él no le dieron la posibilidad de pedirlo cortado, otro inaugurará una investigación secreta especulando con que la marca de café que le dieron a él la semana pasada era más barata, todos tomarán partido y empezará la polémica: ¿hay que servirle café? ¿Se lo merece? Lo que en cualquier otro lugar del mundo se resolvería en un minuto, acá es, para decirlo con cierta claridad, un quilombo. El deporte capital que tutela la AFA no es el fútbol sino la rosca.


El jueves 15/10 River realizó formalmente un pedido que por lo bajo había empezado a hacer a comienzos de agosto, cuando arrancaron las obras de remodelación del Monumental. A horas de que finalmente empiece el fútbol doméstico, el club que preside Rodolfo D’Onofrio aún no recibió una respuesta ni afirmativa ni negativa. Como el Real Madrid hace durante la pandemia en su predio de Valdebebas, la solicitud del CARP es hacer de local en el River Camp, en una intención que desde el club siempre consideraron deportiva (y no por costos). Y aunque algunos hablen de artículos reglamentarios, de ventajas económicas y de cánones televisivos, la decisión de la AFA y la Liga Profesional sólo obedecerá a conveniencias políticas en un contexto histórico en el que River y Boca se plantaron públicamente en la vereda de enfrente de la actual conducción del fútbol, con un comunicado conjunto que no tiene precedentes en la vida contemporánea de los clubes más grandes del país. Por eso lo que en un principio parecía un no rotundo ahora se acerca al sí. Y por eso, también, en las últimas horas distintos dirigentes cercanos al presidente Claudio Tapia empezaron a hacer, en bloque, del policía malo, confirmando una vez más que Enrique Santos Discépolo escribió Cambalache para el siglo XX pero también para el XXI: el que no llora no mama.

El propio D’Onofrio, con sus apariciones públicas y disidentes en sincronía con Ameal, creó una moneda de cambio valiosa que se usó en la negociación con Tapia: habilitar el River Camp también significa, tácitamente, que el CARP le baje algunos decibeles a su postura respecto al formato del torneo que se proyecta sin descensos durante lo que queda de este año y el 2021 completo y, sobre todo, a la de la explotación de los derechos de televisación internacional y el nuevo orden establecido con el contrato de tevé a nivel local que cambió de un momento a otro. Del mismo modo, es un hecho que si la decisión de Chiqui y la LPF es por la negativa, la postura de River (nada menos que con Boca de ladero) será aún más agresiva, con lo que eso implica...

Lo cierto es que el domingo a las 21.15 River recibirá a Banfield con el arbitraje de Germán Delfino y con una sede aún a definir. En River son optimistas, sobre todo porque ya empezaron las inspecciones en el predio y porque ya tienen preparadas en gateras las instalaciones necesarias para adaptar el campus al formato televisivo, con lonas, publicidad estática, mangrullos para las cámaras y cabinas de transmisión (y con mejoras recientemente hechas en luces, bancos de suplentes, puesta en valor de vestuarios, nuevo grupo electrógeno y una unidad de coordinación operativa portátil). Más allá de eso, no cayeron bien las declaraciones de otros dirigentes y especialmente de Cristian Malaspina, presidente de Argentinos, vice 1° de la LPF y titular de la Comisión de Competencias, que pidió cuidar un producto que -entienden en el club- ya estaba desatendido en lo macro y cumplir con una norma que pide una capacidad mínima de 16 mil personas en los estadios, algo que el complejo de entrenamientos de River no tiene. Claro, el reglamento no contempló una pandemia mundial y tenía otro espíritu, que se aclara en el mismo artículo 28: “El estadio deberá apreciarse lleno”. ¿La avanzada conjunta de Malaspina, Pellegrino (GELP) y Blanco (Racing) baja del propio Tapia para crear un escenario en el que River termine quedando en deuda con AFA? Más de uno se lo pregunta...

La cúpula de la Liga que comanda Marcelo Tinelli teme un efecto dominó de otros clubes que pidan usar sus predios para abaratar costos, pero al mismo tiempo sabe que el River Camp tiene mejor iluminación y mejor césped que cualquier otro complejo e incluso que muchos estadios de Primera. Y que, en términos de producto, las reformas en el Monumental producirán un gran aporte, empezando porque será vidriera principal en la próxima Copa América.

Así las cosas, entre el martes y el miércoles habrá una definición. Una definición que implicará bastante más que una localía por un puñado de partidos... 

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